Por Carlos M. Rodríguez C
No es lo mismo decir “La mujer del César no solo debe ser honesta sino
parecerlo” que decir tal como afirma Julio César, a decir “La mujer del César no sólo debe parecer honesta sino serlo”.
Cuestión de semántica pero también de política
El caso de Guicha ejemplifica mi
afirmación. Se declaraba honesta a toda prueba, impoluta, intachable,
inmaculada, revolucionaria a carta cabal, chavista hasta los tequeteques, hoy
vemos que resultó un bodrio, un podrido autora de guisos y trampas durante el tiempo que estuvo al
frente de la FGR y en los actuales momentos vive de los recursos que la derecha
le otorga como pago de los favores que les hizo, de los fondos que los
corruptos que vivieron a expensas de la corrupción y que ella les protegía a
través de intermediarios y familiares y como brazo ejecutor, ya devaluado en
contra de la revolución socialista bolivariana. O sea es el típico caso de la mujer
del Cesar que se declaraba honesta pero en
realidad no lo era.
Tenemos ejemplos como para llenar una
resma. Otro ejemplo elocuente es el del Rey del Petróleo que de declaraba Rojo,
Rojito pero en su haber, tal como se ha demostrado, tiene un historial de
corrupción que todavía tiene mucho que mostrarnos, pero dicho personaje presume
de inocencia y de haber sido quien mantuvo a la empresa y al Ministerio que
presidia y regentaba en forma impecable, productiva y de alta calidad. Y muchos
más. O el General aleve que conspiró
durante todo el tiempo que estuvo en el cargo de ministro...
Igualmente aquellas personas que
habiendo sido miembros del gobierno en el proceso bolivariano, pero que en los
cargos que ocuparon demostraron ineptitud, incapacidad, ineficiencia y que hoy
adoptan posturas que van más allá de criticar al gobierno del presidente
Maduro, sino que incluso reniegan del proceso bolivariano asumiendo posturas
totalmente identificadas con la derecha internacional así como con la oposición
fascista y retrógrada que invita al imperio a hacer una intervención
humanitaria como preludio a una invasión armada, en sintonía con países cuyos
gobiernos son lacayos de los E.U. y brazos operadores del FMI.
O personas que apoyaron el proceso
socialista manifestando ser militantes de ideas de avanzada y militantes de la
revolución y ahora muestran una cara más
allá de la crítica revolucionario sino de ser agentes de la derecha, traidores
a las luchas del pueblo que hoy enfrentan la cruenta guerra asimétrica y la
ineficacia del gobierno para resolver los agudos problemas que padece la
sociedad venezolana.
Igualmente tenemos funcionarios del
gobierno nacional que ocupan elevadísimos
puestos y cargos, que se proclaman “revolucionarios a toda prueba”
“masca tuercas”, “traga balas”, pero que en su haber tienen un historial oculto
de hechos de corrupción, prepotencia, autocratismo, autoritarismo, despotismo y
nepotismo. No es necesario señalarlos por nombre y apellido ya que los que leen
este artículos saben de sobra quienes son, o al menos lo intuyen, a no ser que
tengan un ceguera política o algún tipo de vínculo con ellos.
Pero igualmente deshonestos son
aquellos medios de información que autodenominándose “voceros de la
revolución”, y a través de una pretendida objetividad mediática, publican opiniones
e información que en forma tácita hacen
campaña a favor de la derecha internacional, del imperio, y de sus intenciones
restauradoras de la democracia puntofijista.
En revolución no hay objetividad
informativa, se es revolucionario o se es reaccionario. Se es honesto o se es
farsante. Hay que ser revolucionario y
no parecer revolucionario. No caben medias tintas.
En este sentido podemos concluir con
la conseja popular “no todo lo que brilla es oro” alertando y sobre los
mecanismos de manipulación que usa la reacción para intentar confundir y desviar los verdaderos
objetivos de la crítica revolucionaria y de las luchas del pueblo por avanzar
hacia metas cada vez más profundas, más
avanzadas en la lucha revolucionaria por la conquista del poder y de la
construcción del socialismo radical.
Hasta
la victoria siempre. Venceremos.
carrodcas@gmail.com
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