Por Carlos M. Rodríguez C.
Indudablemente el país necesita una
reorientación urgente de su sistema económico. No sólo desde el punto de vista
de la producción, sino de su estructura, es decir, el modelo productivo:
producción, comercialización, distribución y consumo. Un cambio en las
relaciones de producción que permitan transformar la sociedad en su conjunto.
Desde el inicio del proceso
revolucionario bolivariano el Comandante Eterno insistió en la necesidad de
transformar las relaciones de producción para la construcción de una sociedad
justa, incluyente, participativa y protagónica, basada en los principios ético
de El Libertador, las ideas libertarias de Ezequiel Zamora y los fundamentos
educativos de Simón Rodríguez. Insistía que para lograr tales fines, era
necesario construir nuevas bases económicas, que garantizaran a la población la
satisfacción de sus necesidades perentorias y las cuales deben descansar en la
participación y protagonismo de las comunidades a fin de garantizar la
pertinencia, la corresponsabilidad, la cogestión y la contraloría social.
Sus primeras medidas se dirigieron a
garantizar el derecho al trabajo, la salud, la alimentación, entre otras, para
lo cual diseñó una política de expropiaciones a las empresas que fuesen
improductivas o amenazaran con quiebra para ocasionar un aumento del desempleo
y por ende, agravamiento en las condiciones sociales del país, más de las que
ya había conseguido el Presidente, por la política neoliberal que rigió en los
últimos 40 años el destino del país. Igualmente se redactaron los decretos de
inamovilidad laboral, se amplió al ámbito de los artículos de primera necesidad
y se estableció el control de precios; de la misma manera se aprobó el control
de cambio, debido a la especulación cambiaria que originó un alza de la
inflación desmedida.
Chávez estaba claro en que al estado
capitalista había que derrocarlo a través de la trasformación de la base
económica, pero también con un
componente ético-moral, apoyado en el estrato jurídico para consolidar y
radicalizar los cambios sociales y poco a poco fue estimulando el
enfrentamiento entre las clases, exhortando al pueblo a tomar el poder, a
organizarse para poder tener acceso a los recursos, para que administrara
dichos recursos, que rindiera cuenta, pero que también fueran vigilantes de las
acciones del estado a fin de participar en la contraloría social, en la
ejecución prístina, efectiva de los recursos y de las obras ejecutadas, en
ejecución o por ejecutar.
Todo su empeño lo volcó durante los 15
años que dirigió los destinos del país a construir una sociedad socialista, a
cambiar radicalmente el modo de producción y a la transformación del estado
actual. La muerte truncó sus sueños, y con los sueños de miles de venezolanos
que apostaron a la realización de sus ideales porque también eran los de ellos.
Pocos de los integrantes de sus ministros, gobernadores, alcaldes, del
aparato burocrático; ni siquiera de las organizaciones populares, del poder
organizado del pueblo como los consejos comunales, las comunas, acompañaron a
nuestro comandante en esta inmensa tarea. La desidia, el egoísmo, el
personalismo, el protagonismo perverso, el individualismo, el interés personal,
la mentalidad capitalista y neoliberal pudieron más que el sueño libertario de
nuestro comandante. La corrupción, la ineficiencia, el abandono, la falta de
identidad nacional, la falta de conciencia ciudadana dominó el escenario
público y hay día, que se requiere del concurso de todos aquellos que creemos
en el proceso revolucionario, que estamos dispuestos a acompañar al Pte. Maduro
en la reconstrucción del aparato productivo del estado, nos conseguimos con las
instalaciones para la producción desmanteladas, quebradas, derrumbadas,
asaltadas, arrasadas por la desidia, la perversión y el clientelismo político. El
bolívar superdevaluado, el contrabando igualito, el rentismo petrolero intacto.
Y la escasez, el acaparamiento, la hiperinflación, el bachaqueo, las colas, el
sufrimiento del pueblo continúa. Pero
pareciera que nada ha pasado, que no pasa nada.
Queremos hacer algunas consideraciones
apoyándonos en el árbol de las tres raíces, fundamento filosófico de la
revolución bolivariana, en torno a esa
situación, de los procedimientos para abordar la construcción del aparato
productivo del estado en concordancia con el modelo socialista, su orientación
social y económica, así como de la integración del Consejo Nacional de
Economía, instancia asesora para la reconstrucción referida.
En primer lugar, ¿Cómo podemos
solventar la crisis económica del país, fundamentalmente el desabastecimiento,
la escasez y el bachaqueo, si los culpables de dicha situación están dentro del estado, en los comerciantes, en los
empresarios, en los organismos de seguridad, integrantes de las comunas,
consejos comunales, cooperativas, EPS, etc.?
Segundo: Dentro del Consejo Nacional
de Economía participan funcionarios que han demostrado ineficiencia,
negligencia e, incluso, denuncias por actos dolosos dentro de la administración
pública. Igualmente participan empresarios sospechosos de haber incurrido en
ilícitos con la utilización de los dólares preferenciales, ¿Cómo se puede
garantizar la pulcritud, la honestidad de sus propuestas?
Tercero, ¿Cómo podemos reconstruir el
aparato productivo de estado si las instalaciones del estado no tienen
recursos, ni insumos, ni productos, ni están operativas? Si no ha habido una
política acertada de mantenimiento, de autoabastecimiento, de rentabilidad
social y económica? Hagamos un recorrido
por las EP, salvo excepciones, la mayoría están quebradas, desmanteladas; igual
las empresas expropiadas; las cooperativas. Las comunas agrícolas, las empresas
del estado proveedoras de insumos agrícolas, las empresas cementera y un largo
etc.
Cuarto, ¿Cómo incorporamos a las
comunidades sin las mismas no cuentan con el apoyo mínimo por parte del estado,
no cuentan con recursos, con las condiciones mínimas para la producción, no
tienen insumos, ni ha habido voluntad política para que se fortalezcan, se
desarrollen?
Creemos que el primer paso a dar, para
generar confianza en proceso a iniciarse, es el elemento ético-moral. Hay que
demostrar seriedad y hacer que los culpables de la debacle institucional rindan
cuentas y sean sancionados en los términos que indican las leyes y los
reglamentos. Hasta ahora no han puesto a ningún culpable de omisión,
ineficacia, ineficiencia. Ni ministros, viceministros, directores de línea,
coordinadores, presidentes de entes, fundaciones, etc. Nadie rinde cuenta ni
paga sus culpas. Es más, los premian nombrándolo titulares de otro Ministerio, Vice
ministerio, Dirección, o cargo importante. Lo decía el Libertador en su
Manifiesto de Cartagena, la impunidad elemento coadyuvante la caída de la
Primera República.
Segundo, la necesidad de la
incentivación del trabajador, la igualdad social. Cómo es posible que todavía
se mantenga la diferenciación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual
como referencia para el disfrute de los beneficios sociales y económicos de los
trabajadores y la población en su conjunto. Viáticos, ticket de alimentación,
seguridad social, varía dependiendo de su ubicación en la estructura de
trabajo. Igualmente la diferencia de sueldos y salarios en las instituciones
pública conspira contra el espíritu de cuerpo de los trabajadores con sus
instituciones. Igualmente la incorporación de trabajadores a las instituciones oficiales. Créditos para
microempresas, reparación de viviendas, son otorgados dependiendo el nivel
social y económico. Zamora luchó contra
estas desigualdades.
Tercero, la preparación de la
población para la productividad. La sociedad venezolana vive presa del consumismo, de la ética
capitalista neoliberal. El consumismo trastocó los valores republicanos del
trabajo, la exportación, el orgullo nacional.
Nadie siembra ni siquiera en el patio de su casa, nadie repara. Los
artículos adquiridos tienen que ser de marca y de alto costo. Simón Rodríguez
basaba sus principios educativos en la formación de un ciudadano consustanciado
con el trabajo productivo. Es fundamental crear una ética consustanciada con el
trabajo productivo pero liberador, creador de independencia económica, de
ciudadanía, de riqueza espiritual.
Cuarto, ¿Cuál es el modelo que primará
en la reconstrucción del aparato productivo y la solución para los problemas,
sus causas y sus consecuencias? Aparentemente hay un diálogo
entre la burguesía y el pueblo. Recordemos que hay contradicciones antagónicas
irreconciliables en todos los niveles, especialmente el económico. La grey chavista
apuesta a la profundización de la construcción del modelo socialista, a la
defensa de los derechos del pueblo, a la inclusión, a la participación
protagónica y a la justicia social. Cualquier conciliación, retroceso,
negociación será considerado una
traición y va a ser cobrado. Una alianza con la burguesía explotadora, que ha
sometido al pueblo a hambre, muerte, enfermedades, explotación, escasez y
recientemente a una guerra económica, contrabando, bachaqueo, inflación, es una
puñalada al pueblo, a Chávez.
El pueblo está alerta, desea
participación en los procesos que están desarrollándose, desea ser contralor y
coparticipe de las decisiones que haya que tomarse. Pide acciones urgentes. No es una Emergencia
Económica, es una Urgencia Social.
Es ahora o nunca.
Patria socialismo o muerte. Venceremos
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