Por: Freddy Elías Kamel Eljuri
Que sea cierto que hay unos cuantos buenos parea nada infiltrados en el entorno presidencial, eso lo saben hasta los más desprevenidos que andan deambulando en las nebulosas. Pero también es archisabido que hay casos de casos, y quizás por ello podamos afirmar que más vale uno mano conocido, que uno bueno por conocer. Máxime si provienen de la MUD, que representan el más variado de los albergues de cretinos y fascistas que sufren de ansias de tragarse un burro sin eructar. ¿Y será por eso que dicen que el poder es el poder, así la casa tenga el techo roto?
Venezuela hoy vive una terrible crisis de iguales, y cualquiera se considera con más méritos y capacidad para despachar en Miraflores. Ya a finales del siglo XIX, el país vivió esa crisis de liderazgo que se produjo con la ausencia física de Joaquín Crespo, a quien una bala en La Mata Carmelera le cegó la posibilidad de regresar al poder. Y no es que Chávez sea insustituible, y que sin el vendría el diluvio como suelen exagerar los lisonjeros de oficio. Es más sin caer en extravagancias, consideramos que más grande que Bolívar no hubo en nuestra historia, y sin embargo nada impidió que sobreviniera un periodo de putrefacción encabezado por José Antonio Páez y sus iguales a Francisco de Paula Santander. Y porque estamos convencidos de que nadie es insustituible, también decimos que los hombres pasan, pero las instituciones permanecen como un roble bien plantado.
Con o sin Nicolás Maduro, la crisis ira de mal en peor, pues el PSUV y la MUD son los más nefastos actores para enfrentar la actual crisis cíclica mundial, y mucho menos son competentes para recomponer el desmoronamiento aparatoso de los valores éticos y morales que tanta falta hacen para oxigenar las esperanzas de una sociedad que esta huérfana de optimismo. Y son tan pésimos quienes monopolizan el poder, que cada vez crece como verdolaga el número de venezolanos que no se atreverían a apostal un solo penique por una clase política que además de dar pena ajena, también causa náuseas por su estado de descomposición.
Al paso que vamos con este descomunal desbarajuste, cada vez estamos más cerca de conocer el infierno, pues los adulantes del inquilino de Misia Jacinta perdieron la brújula, y la oposición no promete rectificar su error cuando se empeña en devolvernos al más oprobioso pasado republicano.
Veamos pues quien se atreve a ponerle el cascabel al gato, antes que se repita la dolorosa y cruenta escena de Iraq, Siria, Libia o Afganistán. Y después no digan que no se lo advertimos. ¿O están creyendo que mamut se ira a la guerra?
Palabras más, palabras menos, lo cierto es que con o sin Maduro continua la misma vaina, pues lo que viene es cantanga con burundanga. Ojalas que Dios nos agarre confesado.
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