sábado, 14 de mayo de 2016

MALCRIADEZ

Por Roberto Hernández Montoya

 
 
Siempre y en todas partes hay niñatos y niñatas malcriados, consentidas, mimados. Desconozco por qué hay quienes quieren todo ya ya ya y, si no, se tiran al piso con una pataleta. Espumarajos. Pretenden que lo merecen todo y sin límites.
En inglés la palabra lot significa, entre otras cosas, ‘lote’. También ‘suerte’, ‘destino’, porque te toca un lote de tierra y debes ceñirte a él. Si invades el lote vecino caes en lo que en la Grecia antigua llamaban ὕβρις hybris ‘desmesura’, cuando invades el lote ajeno y vienen los conflictos e incluso las tragedias. Es que la malcriadez no consiente límites. Dicen que Eurípides dijo: «A quien los dioses quieren destruir, primero le inducen locura». En Venezuela decimos: «Dios a quien va a perder le ciega». Hércules mata a su familia por una locura inducida por la diosa Hera, que lo odia porque su esposo Zeus, el mayor dios, lo concibió fuera de su matrimonio con ella. Desmesura. O sea.
No hay gente consentida sin gente consentidora. Como tampoco hay corrupción sin quien corrompa. La víctima de mimos desmesurados se enceguece de ira cuando no se le complace cualquier capricho, por arbitrario e insensato que sea. Le saben a casabe guerras civiles, conmociones sociales, bombas, golpes de Estado, tensar guayas en las bocacalles para degollar motociclistas, incendiar universidades, preescolares, lo que sea. Si a alguien exigen unos dólares que vendió ilegalmente, contrata a un patibulario del primer anillo de seguridad de Leopoldo López para que se la trinche. Un mantuano como Leopoldo merece semejante guardaespaldas porque un godo se lo merece todo todo todo.
El orden jurídico mundial está a su servicio. Quiere que le sequen el Lago de Maracaibo y hay que secárselo. Quiere derrocar a Maduro en seis meses y tienen que satisfacerle ese deseo embrutecido. Antes, si lo pide. No le interesan leyes. Si quiere marchar hasta el CNE sin permiso tienen que dejarle porque para eso están los medios de comunicación mundiales, para vocear a los cuatro vientos que al erudito y cariñoso Capriles lo agredió el rrrÉgimen. Y simultáneamente el vicepresidente imperial Joe Biden declara su preocupación por los derechos humanos en Venezuela.
Hay saqueos, dicen.
Redondo. Solo falta la invasión. Ya rodó Dilma.
 

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