ALGUNOS CONCEPTOS DE IDEOLOGÍA
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       Ya a principios del siglo XVII, Francis Bacon, uno de los inventores del método experimental con su libro Instrumentatio magna,
 elaborando su teoría de los « idola » denunciaba en nombre de la razón 
los « prejuicios colectivos » (idola), con miras a proporcionar una base
 secularizada al movimiento de emancipación de la burguesía frente al 
predominio eclesiástico. Para él la investigación científica es 
independiente de la autoridad y del razonamiento eclesiástico y 
deductivo (ya en el desarrollo del tema, haremos mención de la oposición
 que hace Marx entre ideología y ciencia).
 
      Pero fue Destutt de Tracy, considerado el inventor del término 
ideología, quien consagró el vocablo a principios del siglo pasado y lo 
introdujo en el léxico filosófico y político. Para Destutt la ideología 
es « la ciencia de las ideas » o « sistema de ideas ».
 
      El enciclopedista Helvetius, paralelamente a D’Holbach, poco antes
 de la revolución francesa de 1789, afirmaba que: « Los prejuicios de 
los grandes son las leyes de los pequeños… Si es cierto que la opinión 
es reina, a la larga este es el reino de los poderosos que gobiernan la 
opinión ». Palabras casi idénticas a las que más tarde escribiría Marx: 
« Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes ».
 
      Para Marx, lo mismo que para Engels, el concepto de ideología 
parte del análisis de las relaciones sociales de producción de una 
sociedad donde la burguesía liberada del cepo feudal ya ocupaba la 
posición de la clase dominante y donde el modo de producción 
capitalista, del que su soporte es el poder burgués, empezaba a 
revelarse en su contradicción con su utopía política de liberación del 
hombre. En esas condiciones el naciente capitalismo trataba de imponer 
su orden particularista como si fuera el orden absoluto y universal e 
imponía a las demás clases su verdad y su recionalidad como las únicas 
posibles. La ideología burguesa se convirtió en un instrumento funcional
 del sistema y no hizo sino servir a los intereses de esta clase.
 
      La teoría marxista de la ideología es fundamentalmente una crítica
 a los valores, creencias, ideas, fetiches ideológicos (mitopoyéticos, 
para Gillo Dorfles, en su libro « Nuevos Mitos Nuevos Ritos ») de la 
sociedad industrial, con una formación ideológica y unos medios de 
esclavización y métodos de explotación se pueden resumir, parodiando la 
célebre frase de Hobbes, en las siguientes palabras: « Homo homini 
mercator » el hombre es un mercader para el hombre (las ideas centrales 
de este breve recorrido del término ideología fueron tomadas de Armand 
Mattelart en La ideología de la dominación en una sociedad dependiente, Biblioteca del pensamiento crítico, Ediciones Signos, Argentina, 1970, p. 11 y de Ludovico Silva, Teoría y Práctica de la Ideología, Editorial Nuestro Tiempo, S.A., México 1971, p. 21). 
PARTE  II  
   EL CONCEPTO MARXISTA DE IDEOLOGÍA
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      « La liberación real no es posible sino es en el mundo real y con 
medios reales… No se puede abolir la esclavitud sin la máquina del 
vapor; no se puede abolir el régimen de la servidumbre sin una 
agricultura mejorada; no se puede liberar los hombres mientras no estén 
en condiciones de asegurarse plenamente comida, bebida, vivienda y ropa 
de adecuada calidad y en suficiente cantidad… La liberación es un acto 
histórico y no mental… » (Marx y Engels, Feuerbach, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, p. 23).
¿Qué se entiende por ideología según la teoría marxista?
 
      En ninguna de las obras de Marx y Engels se trata específicamente 
el tema de la ideología, sin embargo, en muchas circunstancias hacen 
referencia a él, así leemos en « La Ideología Alemana »: « Las ideas 
dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones 
materiales dominantes, las mismas relaciones materiales concebidas como 
ideas; por lo tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase, 
la clase dominante, es decir, las ideas de su dominación » (Marx y 
Engels, La Ideología Alemana, Obras Escogidas, Editorial Progreso, 
Moscú, 1973, p. 45). Y si es también cierto que ni Marx ni Engels 
emitieron nunca una definición expresa de la ideología, ello no nos 
impide extraer una caracterización procesa a partir de los textos donde 
ésta es tratada.
 
      Para comprender adecuadamente el concepto marxista de la ideología
 es oportuno, antes de introducirnos en su análisis, considerar el 
contexto dentro del que la sitúa Marx. Nos referimos al concepto de 
estructura, del que dependen las nociones infraestructura y 
subestructura.
 
      A partir de Marx han sido muchos y muy importantes los estudiosos 
que han dedicado su vida al estudio del estructuralismo, y todos en 
mayor o menor medida se han inspirado en Marx, aun cuando éste no haya 
jamás escrito específicamente sobre dicha teoría, siendo sí quien puso 
los cimientos para su desarrollo. Entre ellos mencionamos solo algunos 
de los más importantes: Ferdinand De Saussure, Levi Strauss, Louis 
Althuser, Hjemslev, Greimas, Umberto Eco, etc.
 
      Marta Harnecker basándose en el análisis de textos marxistas 
define el concepto estructura de la siguiente manera: « Estructura es 
una totalidad articulada compuesta por un conjunto de relaciones 
internas y estables que son las que determinan la función que cumplen 
los elementos dentro de esta totalidad » (Marta Harnecker, Los conceptos fundamentales del materialismo histórico,
 Editorial Siglo XXI, México, 1974, 25a, p. 83). Lo fundamental en este 
concepto son el tipo de relaciones que se establecen entre los elementos
 del todo, pues estos son en última instancia los que determinan la 
organización del todo.
 
      A los elementos de la totalidad, de la sociedad, Marx los engloba 
en las nociones de infraestructura y superestructura o subestructura. En
 la infraestructura sitúa los elementos jurídicos, políticos, morales, 
religiosos, que también suele denominar ideológicos. Son precisamente 
estos últimos elementos, después de haberlos situado en su contexto, los
 que más nos interesa analizar, en tanto que son ideológicos; al formar 
parte de la ideología dominante de las clases dominantes.
 
      En el Anti-Düring, Engels escribe: « … La estructura económica de 
la sociedad constituye en cada caso el fundamento real a partir del que 
hay que explicar en última instancia toda la superestructura de las 
instituciones jurídicas y políticas así como los tipos de representación
 religiosa, filosófica y de otra naturaleza, de cada periodo 
histórico… » (Anti-Düring, Grijalbo, México, 1964, p. 12).
 
      A través de las nociones de infra y superestructura Marx y Engels 
expresaron la relación que existe entre el nivel económico y el nivel 
jurídico, político e ideológico de la sociedad. Para ejemplificarlo 
usaron la metáfora del edificio y sus cimientos: así como en un edificio
 los cimientos sirven de base para su construcción, la estructura 
económica es la base de todo el edificio social.
 
      La ideología pertenece a la superestructura. Es como la fachada 
del edificio; es como el cemento que asegura la cohesión de las paredes 
de una casa. La ideología cohesiona a los individuos en sus papeles, en 
sus funciones y en sus relaciones sociales. desde el momento en que una 
persona cede a los imperativos inconscientes y subconscientes de la 
publicidad (uno de los elementos ideológicos más penetrantes de nuestra 
época en el mundo occidental), está siendo manipulada por los « mis » 
sociales, que lo « obligan » a adquirir una determinada marca de coche, 
una casa en X fraccionamiento o un perfume con no sé qué ingredientes, 
para poder ser reconocido por sus vecinos, por sus compañeros de trabajo
 o por sus amigos. No es él quien decide, sino el aparato social 
enajenado por la maquinaria publicitaria.
       Ludovico Silva en su libro Teoría y Práctica de la Ideología, resumen en dos las características de la noción Marxista de ideología:
 
      ¿Cómo idealizan estas relaciones materiales? Desde e momento en 
que el patrón es dueño de los medios de producción y el obrero vende su 
fuerza de trabajo en las condiciones que aquel le impone, porque es la 
única solución para poder sobrevivir, se están convirtiendo las 
relaciones sociales materiales de producción en una expresión ideal, no 
real. En efecto, no es real que un obrero o un campesino trabaja de sol a
 sol para ganar un salario de 20 pesos y el patrón obtenga una ganancia 
cinco veces mayor, para poner solo un ejemplo. Como el obrero no tiene 
conciencia de clase y el patrón vive en la « falsa conciencia » (ser 
consciente de lo inconsciente) se considera natural que el uno sea 
explotado y el otro explotador (esta ideología en el régimen capitalista
 la justifican y encubren las leyes la religión, la moral y la 
política). Así nace el carácter « natural » y no histórico ni científico
 de la desigualdad social.
 
      Marx y Engels explican esto cuando escriben: « los individuos que 
forman la clase dominante tienen también entre otras cosas, la 
conciencia de ello y piensan a tono con ello; por eso, en cuando dominan
 como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época 
histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda la extensión, y, 
por tanto, entre otras cosas, también como pensadores como productores 
de ideas, que regulan la producción y distribución de ideas de su 
tiempo; y que sus ideas sean por ello mismo, las ideas dominantes de la 
época » (Marx y Engels, La Ideología Alemana, obras escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1973, p. 45).
 
      Para el materialismo dialéctico los únicos factores capaces de 
analizar y poner al descubierto la verdadera estructura de las 
relaciones sociales, el carácter histórico y no « natural » de la 
desigualdad social son la ciencia y la conciencia de clase; los únicos 
capaces de hacer que desaparezca toda ideología, y con ella toda 
explotación.
 
      2.- Supuesto lo anterior, « la ideología es un sistema de valores,
 creencias y representaciones que autogeneran necesariamente las 
sociedades en una estructura donde haya relaciones de explotación a fin 
de justificar idealmente su propia estructura material de explotación, 
consagrándola en la mente de los hombres como un « orden natural e 
inevitable » (Ludovico Silva, Op. cit. p. 19). Esta dominación se lleva 
tanto a nivel individual como social.
 
      Individualmente. Estamos dominados pro representaciones que se 
alojan en la preconciencia en forma de restos verbales y mnémicos 
« olvidados » y que ascienden a nuestra conciencia cada vez que es 
necesario. Un caso típico es la ideología religiosa que se utiliza en la
 tranquilización de la conciencia o como un imperativo moral, así la 
miseria social es un « mal necesario » porque Dios es bueno y no hace 
mal las cosas; proque la pobreza es santa y es más difícil que entre un 
rico en el cielo que un camello en el ojo de una aguja. Tiene Marx mucha
 razón cuando dice: « La hipoteca que tiene el campesino sobre lo bienes
 celestiales garantiza la hipoteca que tiene la burguesía sobre los 
bienes del campesino » (Marx, La lucha de clases en Francia, Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1966, p. 172/73).
 
      Socialmente. En nuestra época, los medios de comunicación masiva 
son la expresión misma de la plusvalía ideológica. Nuestra existencia 
cotidiana está prácticamente sumergida en un mar de ideologías 
dominantes según una finalidad que consiste fundamentalmente en explotar
 y exponer al ser humano al servicio del sistema social dominante. La 
manifestación más palpable de la plusvalía ideológica de los medios de 
comunicación masiva es la publicidad.
       Armand Mattelart en su libro Ideología de la dominación en una sociedad dependiente,
 escribe: « De qué sirve al investigador estudiar los efectos de la 
violencia de los programas televisivos sobre un auditorio determinado si
 previamente no se interroga sobre el sentido del concepto de violencia 
en un sistema social que está basado sobre la institucionalización de la
 violencia y en el que la clase dominante administra los medios de 
comunicación de masas en función de este presupuesto » (p. 38). En 
efecto, de qué sirve decir que los medios de comunicación están al 
servicio de la sociedad de estos solo se sirven de ella para explotarla.
 Plusvalía capitalista y plusvalía ideológica van de la mano.
       ¿Cuáles son los elementos que componen la ideología? Existen dos tipos de elementos ideológicos:
       1.- Elementos que pueden ser ideológicos en determinadas circunstancias; y en otras, no.
 
      a) La Política. La política en sí es una ciencia, lo opuesto a la 
ideología; pero como a través de la historia humana se ha caracterizado 
casi siempre, y mas que la política como ciencia, los políticos, por su 
tendencia hacia la explotación y la enajenación. Es por ello considerada
 como ideología. La política se considera como ciencia y « conciencia » 
cuando desenmascara a la ideología; cuando pone al descubierto esa 
típica inversión ideológica que ha hecho, en la historia, creer a los 
pueblos que eran sus políticos y su política los que determinaban su 
destino, ocultando así la razón fundamental de los cambios sociales, que
 residen en las condiciones materiales reales de la sociedad.
 
      b) La Ciencia. Al considerar la posibilidad de que la ciencia sea 
una ideología aparentemente estamos cayendo en una contradicción, ya que
 precisamente la ciencia es uno de los conceptos opuestos al de 
ideología. Pero expliquemos cuando considera Marx a la ciencia como una 
ideología y cuando no:
 
      La noción misma de ciencia, para Marx, en cuanto incluye la 
investigación y el descubrimiento de la estructura de los fenómenos, 
rechaza la noción de ideología, que implica precisamente el 
encubrimiento y ocultándose de esa estructura y la entronización de las 
apariencias, de lo propiamente « fenoménico ». Pero cuando la ciencia 
absolutiza una teoría, desligándola de su fundamento material del que 
necesariamente parte cualquier conocimiento científico, para utilizarla 
como justificación de la explotación y de la enajenación, es una 
ideología. Es el caso de los economistas clásicos que sentaron las bases
 de la teoría del valor agregado, que es a su vez la base de la teoría 
de la explotación.
 
      c) El Arte. Al igual que los elementos anteriores el arte, en 
cuanto a arte, es antiideológico. El verdadero arte es la expresión viva
 de las relaciones humanas y no su ocultamiento. Pero cuando el arte es 
utilizado como un objeto de enajenación, de aburguesamiento, se le 
cambia totalmente su finalidad original. Así, en la sociedad capitalista
 el valor original de la obra de arte, que es el trabajo socialmente 
necesario para su realización, se pervierte pro un valor de cambio que 
nada tiene que ver con el primero. Entonces el arte se convierte en un 
objeto de lujo, se utiliza; no es el valor artístico lo que busca el 
coleccionista de obras de arte, sino su valor dinero.
       2.- Elementos que son siempre ideológicos.
 
      a) Las Leyes. Las Leyes, desde el prestigiado derecho romano, han 
sido siempre hechas par aproteger los derechos e intereses de las clases
 pudientes. Escribe Marx en el capítulo I de El Capital: « En 
esta forma externa de manifestarse, que oculta y hace invisible la 
realidad, invirtiéndola, se basan todas las nociones jurídicas del 
capitalista » (Citado por Ludovico Silva en Teoría y Práctica de la Ideología, p. 53).
 
      b) La Moral. La moral es una de las formas más sutiles de la 
ideología, ya que mediante preceptos y normas dogmatizantes, con el 
falso supuesto de formar una conciencia recta, predetermina a actuar en 
una forma ideal, fuera totalmente de la realidad. La moral conduce a los
 hombres a cocificar la realidad en la noción de mal, encubriendo así la
 auténtica finalidad de la materia, que es la de servir de base al 
desarrollo material del hombre.
 
      c) La Religión. Es clásica la frase de Marx: « La religión es el 
opio del pueblo ». Y quizás pro ello considere Marx a la religión como 
la esencia misma de la ideología. En nombre de la religión, sobre todo 
en los países menos desarrollados, las grandes masas populares son 
capaces de cualquier cosa, y esto lo saben muy bien los grandes magnates
 de mundo capitalista, quienes no dejan pasar ocasión alguna para sacar 
provecho de ello. No es por demás repetir aquí esa frase de Marx que 
dice: « La hipoteca que tiene el campesino sobre los bienes celestiales 
garantiza la hipoteca que tiene la burguesía sobre los bienes del 
campesino ». La ideología religiosa compensa en la imaginación y en la 
fantasía humanas la miseria mediante una promesa de « riqueza » y de 
« felicidad » ultraterrenas.
 
      Es éste, en síntesis, el panorama de la concepción marxista de la 
ideología. No nos queda más que exponer una breve conclusión.
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