Por: Corriente Marxista del PSUV - Lucha de Clases
El pasado Jueves tribunales penales de los estados Monagas, Carabobo,
Aragua y Apure, entre otros estados del país, declararon la nulidad de
los efectos de la recolección del 1% de las firmas para la activación
del referendo revocatorio, luego de que fueran admitidas las demandas
por fraude electoral que fueron introducidas ante éstos, debido a los
delitos de forjamiento y usurpación de identidad que fueron cometidos
durante dicho proceso. Dicha sentencia, automáticamente implicó la
suspensión de la denominada recolección del 20%, como último paso previo
para la realización del referendo revocatorio. Acto seguido, el CNE
hizo público un comunicado en el que se ordenó la suspensión del proceso
de recolección de firmas en todo el país.
Con ello, ha quedado prácticamente anulada la posibilidad de
convocatoria al referéndum revocatorio, incluso para el año próximo.
A partir de esta medida, la burguesía venezolana, y su representante
político, la MUD, han terminado por acusar de manera pública al gobierno
venezolano como una dictadura, a la vez que han denunciado un golpe de
estado por parte del gobierno del presidente Maduro contra la
constitución.
En consecuencia, el día de ayer se llevó a cabo una sesión
extraordinaria de la Asamblea Nacional, en la que se aprobó una
resolución que declara la supuesta ruptura del orden constitucional por
parte del gobierno, así como la decisión de la AN de designar nuevos
rectores para el CNE y nuevos magistrados para el TSJ, y también, la
posibilidad de declarar el abandono de cargo de la presidencia, y de
enjuiciar políticamente al presidente Maduro.
Tales denuncias y declaraciones de la MUD sobre la violación a las
libertades democráticas son absolutamente hipócritas. Quienes hoy hablan
de un autogolpe del gobierno y de golpe a la constitución, y quienes
denuncian "ante el mundo" la ruptura del orden democrático en Venezuela,
son los mismos que apoyaron el golpe de estado fascista de abril de
2002, y quienes durante el 12 de abril, reprimieron duramente a las
masas que se enfrentaron al nuevo gobierno de facto, persiguiendo,
encarcelando e incluso asesinando a ciudadanas y ciudadanos venezolanos
que durante esos oscuros días lucharon contra la tiranía, a la vez que
disolvieron todos los poderes públicos y durante unas pocas horas, se
erigieron de facto, como un único supra poder en el país.
En efecto, la democracia burguesa es una farsa, ella es tan sólo el
disfraz detrás del cual se oculta la dictadura tiránica del capital. La
burguesía defiende a muerte esta "democracia", siempre y cuando ello le
permite mantener su férreo control sobre la sociedad para poder
continuar amasando inmensas fortunas a costa de la explotación de las
masas trabajadoras. Así ocurrió en Venezuela durante la 4ta república.
Pero, cuando el propio juego electoral de la "democracia", permite que
las fuerzas revolucionarias de la sociedad abran un boquete en el
régimen burgués, como ocurrió con la llegada del presidente Chávez al
gobierno en 1998, entonces dejan de lado su hipócrita defensa de la
democracia, y ponen manos a la obra para defender a sangre, violencia y
fuego sus privilegios, utilizando todos los mecanismos antidemocráticos y
anticonstitucionales que les sea necesario utilizar.
En tal orden de ideas, el referéndum revocatorio no es otra cosa que el
nuevo mecanismo central que ha asumido la burguesía para retomar el
poder político en el país, ante el fracaso de los innumerables intentos
violentos de retomar el poder en estos 17 años, a fin de poder llevar a
cabo su programa contrarrevolucionario de desmantelamiento de las
conquistas históricas que han alcanzado la clase obrera, los campesinos y
los pobres del país durante la revolución, para así poder restituir sus
privilegios históricos de clase.
Como es bien sabido, este programa contrarrevolucionario implicaría
inevitablemente la privatización de los latifundios nacionalizados por
la revolución, la privatización de las empresas nacionalizadas, la
reducción drástica de la inversión social, la privatización de la
educación y la salud, la ejecución de despidos masivos en el sector
público y privado, el congelamiento de los salarios y las pensiones,
entre otras medidas destinadas a aplastar la revolución, y por lo tanto,
consideramos como totalmente absurdo, cualquier planteamiento que desde
sectores de la izquierda se haga "en defensa" al derecho a revocar al
gobierno del presidente Maduro.
Ciertamente, la burocracia que hoy dirige el PSUV y decide las políticas
del gobierno bolivariano, dista mucho de ser revolucionaria. Muy al
contrario, está llevando adelante una clara política de conciliación de
clases con la burguesía, en desmedro de los intereses de la clase
trabajadora.
Ahora bien, a pesar de ello, es una gigantesca estupidez apoyar la
realización del referéndum revocatorio, cuando ello constituye la
principal bandera política actual de la burguesía y el imperialismo
contra la Revolución Bolivariana.
Por lo tanto desde la Corriente Marxista del PSUV - Lucha de Clases, nos
desmarcamos claramente de actores políticos como Nicmer Evans, y
algunos otros voceros de organizaciones como Marea Socialista y la
Plataforma en Defensa de la Constitución, que partiendo de posiciones
ultraizquierdistas contra la burocracia, han terminado prácticamente por
hacer un frente único con la burguesía, al defender la bandera del
referéndum revocatorio contra el gobierno.
Ahora bien, por otro lado es también de mucha importancia realizar una
crítica revolucionaria a los argumentos que han expresado algunos
sectores de nuestra dirigencia, luego de la suspensión del referéndum.
En primer lugar, es necesario explicar que durante la recolección de
firmas para revocar al presidente Chávez en 2003-2004, también la MUD
incurrió en graves delitos de usurpación y forjamiento de identidad, no
obstante, en aquel momento el presidente vio el referéndum como una
oportunidad para propinar una nueva derrota política a la burguesía y
fortalecer la legitimidad de la revolución ante las masas.
En aquel momento, el movimiento de masas iba en ascenso, es decir, que
las masas se encontraban en una fase de despertar político, se estaban
radicalizando cada vez más hacia la izquierda y el apoyo de éstas hacia
la revolución iba en aumento, pero ahora la situación es totalmente
distinta. El movimiento de masas está sufriendo un grave proceso de
reflujo.
La rápida degradación de las condiciones materiales de vida de las masas
durante los últimos tres años, como consecuencia de la guerra económica
y de las políticas reformistas de nuestra dirigencia, han acabado por
desmoralizar, agotar y desmovilizar a las masas trabajadoras del país,
que han sido siempre el sostén político de la Revolución Bolivariana, lo
que pudo evidenciarse crudamente con el resultado de las elecciones
parlamentarias del 06 de diciembre.
Sobre esa base, la realización del referéndum revocatorio habría
implicado sin duda alguna una dura derrota para la revolución, he ahí la
razón de fondo del por qué en este caso, a diferencia de 2004, ante las
acciones fraudulentas de la MUD en lo que respecta a la falsificación
de firmas, el gobierno decidió actuar para frenar la realización del
referéndum.
Ahora bien, el problema de fondo no es legal sino político, y por lo
tanto no puede resolverse mediante medidas administrativas o legales.
Muchos militantes de base honestos, pueden pensar que con esta medida se
logra frenar un nuevo intento de la contrarrevolución para derrotar a
la revolución y retomar el control del poder político, sin embargo, tal
aseveración es totalmente falsa.
Mientras el gobierno bolivariano mantenga su política reformista de
conciliación de clases, será imposible derrotar la guerra económica. Más
bien, esta política ha permitido que la burguesía radicalice el
sabotaje económico y golpee con más dureza al pueblo trabajador. El
aumento de los precios de los productos regulados, por ejemplo, medida
tomada de manera equivocada para que la burguesía pudiera obtener una
mayor tasa de ganancia en la producción de estos rubros, a fin de que
ésta se animara a la elevar la producción de los mismos, lejos de
mejorar la situación de abastecimiento, ha favorecido a la burguesía y
ha golpeado a la clase trabajadora, que ahora debe realizar las mismas
colas para pagar los productos regulados a precios más altos. La
burguesía está decidida a acabar con la revolución, y por lo tanto, por
más concesiones que se le otorgue, no dejará de sabotear la producción
de bienes de primera necesidad, provocando más escasez, inflación y
especulación, hasta lograr quebrar completamente la base social de apoyo
del gobierno bolivariano.
En ése sentido, la política reformista de nuestro gobierno está preparando el terreno para la derrota de la revolución.
En segundo lugar, la suspensión del referéndum servirá de base para que
los sectores más radicales de la burguesía organicen nuevos planes
insurreccionales contra el gobierno. Como hemos explicado, la burguesía
veía en el referéndum su oportunidad para derrotar por vías
democrático-burguesas a la revolución, pero, una vez que ello no será
posible, los sectores fascistas de la burguesía volverán a poner a la
orden del día la cuestión del derrocamiento del gobierno por la vía
violenta.
La sesión de la Asamblea Nacional el día domingo, ha sido prácticamente
el preludio jurídico y político para el nuevo plan insurreccional de la
MUD contra el gobierno. Adicionalmente a los puntos expuestos al
principio de esta declaración, la resolución de la AN hace también un
llamamiento a la intervención extranjera en Venezuela, a través de la
Corte Penal Internacional y otras instituciones burguesas
internacionales, y un llamamiento formal a las FANB a desconocer el
mandato del poder ejecutivo y de los demás poderes del estado. Asimismo,
fue convocada para el día miércoles una marcha de la oposición hasta
Miraflores. No queda duda de que un nuevo plan de golpe será puesto en
marcha por la burguesía en los próximos días.
Sobre la Revolución Bolivariana se cierne una grave amenaza. Mientras se
mantenga la política reformista de conciliación de clases, no habrá
salida ante la situación económica actual, y mientras ello no cambie, el
proceso de desmoralización de las masas seguirá profundizándose
peligrosamente, conduciendo de forma inevitable a la revolución a una
derrota en el futuro próximo.
Sólo la radicalización de la revolución, a través de la expropiación de
la burguesía bajo control obrero y el desmantelamiento del estado
burgués, puede ofrecer una salida real a la guerra económica, derrotando
a la burguesía de manera definitiva. Ante este nuevo plan golpista la
clase obrera debe dar un paso al frente para radicalizar definitivamente
la revolución. Deben organizarse comités antigolpe en todos los
sindicatos, fábricas, barrios, universidades y campos. Estos comités
deben articularse local, regional y nacionalmente, a través de la
elección de delegados a todo nivel, revocables en todo momento,
rotativos en la medida de lo posible y subordinados al control de la
base, a fin de elaborar un plan de acción revolucionaria contra la
guerra económica, a través de la aplicación del control obrero en las
fábricas que estén participando en el sabotaje económico, ocupación de
panaderías, abastos, almacenes y demás comercios que estén participando
en actos de contrabando, acaparamiento y especulación, para que los
productos que allí se distribuyan sean vendidos a las comunidades a
precios realmente justos, decomiso de mercancía a bachaqueros y
contrabandistas, y demás medidas revolucionarias contra el sabotaje
económico, el contrabando y la especulación. Ha llegado la hora de
radicalizar la revolución, no hacerlo significará abrir las puertas del
país al triunfo del fascismo y de la contrarrevolución.
¡Basta de conciliación, es hora de la radicalización!
¡Radicalizar la revolución es la única salida!
¡Expropiación de la burguesía bajo control obrero!
¡Radicalizar la revolución es la única salida!
¡Expropiación de la burguesía bajo control obrero!
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