Por Carlos M. Rodríguez C.
Estamos
en el umbral del punto más candente y peligroso desde el punto de vista
político que atraviesa la revolución socialista bolivariana, por supuesto ya superados
el golpe de estado y el paro petrolero del 2002.
Digámoslo
sencillamente, en estos momentos, en que el imperio inicia una ofensiva contra los procesos revolucionarios
en América Latina. En que ya ha fracturado la unidad latinoamericana a través de
procesos intervencionistas con los cuales se trastocaron los avances políticos
revolucionarios en Honduras, Paraguay, Brasil, Argentina. Que la amenaza de una
aplicación de la Carta de los Derechos Humanos está en pleno proceso, que el
imperio impuso la negación del proceso de paz en Colombia con lo cual una
intervención militar está más cerca que nunca, la agudización de las
contradicciones ha emergido dramáticamente.
La
decisión soberana del TSj de suspender el proceso de recolección de firmas para
el revocatorio ha revivido el fuego y la derecha ha iniciado sus acciones
terroristas, amparadas en una supuesta violación de los derechos políticos de
los ciudadanos venezolanos, por parte del CNE al acatar la orden de suspender
el revocatorio.
Este
argumento, traído por los pelos, ya que la decisión fue tomada por el acto
delictivo de los convocantes a la recolección de firmas al incluir personas
fallecidas, identificaciones de otras
personas, privados de libertad, etc., es la excusa formal, ya que la misma
oposición estaba clara que, dadas las fechas en las cuales se hizo la
recolección, y el proceso fraudulento del mismo, impediría su realización para
el año 2016.
De
lo que se trata es, sencillamente, forzar la barra para que el Pte. Maduro y el
gobierno nacional, renuncien o se aplique la Carta Democrática, lo que vendría
acompañado con una intervención del imperio, en la que participarían Colombia,
Guyana, Brasil, Argentina, Paraguay, Perú, avalada por la OEA y los países del
Mercosur que se oponen al gobierno legítimamente elegido de Venezuela con los
escuálidos como plataforma y avanzada militar.
Este
es el objetivo de la derecha el cual vienen presionando desde la Asamblea
Nacional, con la complicidad de funcionarios públicos que con su accionar
sabotean las funciones gubernamentales, pero lo peor, con el acompañamiento de
sectores que se dicen llamar “chavistas” y que le hacen comparsa con un
pretendido “legalismo” que rayana en lo ridículo.
En
este momento de lo que se trata es defender la revolución socialista
bolivariana, con sus logros, avances, debilidades. Criticar al gobierno, si. Se hace con
denuncias asumiendo una postura crítica y valiente.
Pero
eso de aliarse con el enemigo histórico, de argumentar con basamentos carentes
de una visión revolucionaria no es más que plegarse a las acciones de la
derecha y en consecuencia, traidores a la revolución, al pueblo.
Que
la derecha pida el revocatorio, que hagan sus guarimbas, que incendien al país.
Pero que un revolucionario apoye a los fascistas es realmente una declaración
de deserción.
El
momento es definitivo, ya las cartas están echadas y la mesa servida. Cada
quien escoge el lado del cual va a
sentarse. No hay medias tintas, o somos
revolucionarios o somos reaccionarios. No queda otra.
El
pueblo habló al penetrar el recinto de la Asamblea Nacional en donde se tomaron
decisiones espúreas e ilegales.
Ese
mismo pueblo será el que va a enfrentar los ataques de la derecha y el que va a
juzgar a los traidores de la patria.
Después
no vengan con llantos de cocodrilo.
Patria,
socialismo o muerte. Venceremos.
carrodcas@gmail.com
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