Por: Comisión de Prensa En Lucha
Motiva la presente declaración conjunta, personalidades y organizaciones socialistas y revolucionarias de América Latina, ante la pérdida de referencias principistas que están sufriendo una serie de intelectuales y partidos de izquierda, respecto a la actual crisis de la República Bolivariana de Venezuela. Ejemplo de este tipo de análisis unilateral que termina llevando agua al molino de la derecha interna y el imperialismo yanqui es la declaración de académicos e intelectuales autodenominados de "izquierda" ("Un llamado internacional urgente a detener la escalada de violencia en Venezuela". Aporrea 28/5/17).
Las organizaciones y activistas firmantes de esta declaración sostienen que:
1. Para tener una cabal comprensión de los procesos políticos del siglo XXI, debemos partir de la realidad concreta del marco internacional y, dentro de ese marco, de la política de los centros rectores del imperialismo, empezando por el gobierno de Estados Unidos. Es el método que ya desde el siglo XIX utilizaron Marx y Engels. Igualmente es el enfoque de Lenin sobre el imperialismo que le permitió una posición de principios en medio de la Primera Guerra Mundial y al mismo tiempo dirigir la Revolución Rusa de 1917. Método seguido por intelectuales, revolucionarios y marxistas de todo tipo a lo largo de los últimos dos siglos.
2. Para analizar la actual situación venezolana hay que empezar por preguntarse: ¿Cuál es la política del imperialismo norteamericano frente al gobierno del presidente Nicolás Maduro? ¿Respetarlo o propiciar un golpe de Estado? ¿Podemos ignorar que el gobierno norteamericano ha intentado por todos los medios cortar de raíz el llamado "Proceso Bolivariano" iniciado por Hugo Chávez? ¿Podemos pasar por alto el golpe de 2002 contra Chávez, en el que actuaron con complicidad la embajada yanqui, la alta dirección empresarial (que acapara y sabotea la economía y el abastecimiento de insumos básicos) y la oposición de derecha que ahora dirige las protestas violentas contra el gobierno de Maduro? ¿No nos importa que existe una campaña internacional de desprestigio y mentiras dirigida por los grandes medios de comunicación controlados por la burguesía mundial? ¿Carece de relevancia la declaración del gobierno de Obama de 2015, que sigue vigente, de declarar a Venezuela "un peligro para su seguridad nacional"? ¿Las maniobras en la OEA dirigidas por el Sr. Almagro y gobiernos ilegítimos, golpistas y de derecha, como los de México, Brasil, Paraguay, Honduras, Colombia y Argentina, tratando de sancionar a Venezuela, qué significan?
3. Las respuestas a las preguntas anteriores dan el primer marco de referencia de la realidad concreta de la actual crisis de Venezuela. De ellas debemos partir. Y todas las respuestas conducen a una conclusión: el gobierno imperialista norteamericano intenta forzar un golpe de estado, de cualquier tipo, contra el presidente Nicolás Maduro forzando su salida antes que se cumpla su período e imponiendo elecciones anticipadas que supone ganará la oposición de derecha.
4. ¿Por qué esta actitud visceral y golpista del imperialismo yanqui, los medios de comunicación a su servicio, la pléyade de políticos entreguistas y oligarcas antidemocráticos, contra el gobierno de Nicolás Maduro? Porque el Proceso Bolivariano venezolano, pese a sus debilidades, limitaciones e inconsecuencias, ha sido una verdadera revolución popular, democrática, antineoliberal y antiimperialista, que empezó a gestarse desde el "Caracazo" de 1989, prosiguió bajo la fallida insurrección de 1992 dirigida por Hugo Chávez y finalmente se canalizó por vías electorales en 1998.
5. Este proceso dio origen a un gobierno independiente de la tutela del imperialismo yanqui, así se haya quedado en los límites capitalistas con un socialismo más retórico que real. Pero el imperialismo norteamericano nunca ha estado dispuesto a tolerar un gobierno independiente en un continente que considera su "patio trasero", como lo prueban las decenas de golpes de estado sangrientos e incruentos en toda la región a lo largo de la historia.
6. Todos aquellos que, aunque se digan de "izquierdas", empiezan por ignorar el marco internacional de la crisis venezolana para responsabilizar exclusiva y principalmente de ella al presidente Maduro y su gobierno, le hacen el juego al proyecto golpista del imperialismo norteamericano y a la derecha venezolana. Especialmente aquellos que en una simpleza inexcusable alegan que la "única salida es democrática" y que por eso exigen "elecciones ya", coincidiendo la propuesta de la derecha.
7. Definirse de "izquierdas" y argüir que el gobierno del presidente Nicolás Maduro lleva un curso "totalitario" y "dictatorial", como sostiene la Sociedad Interamericana de Prensa y Almagro, es faltar a la verdad y llevar agua al molino del golpe derechista. Por el contrario, salta a la vista la libertad con que actúan los líderes opositores, la proliferación de medios de comunicación privados y opositores, el respeto a la propiedad privada de la gran burguesía venezolana pese a la reiterada actitud saboteadora de la economía.
8. Acusar al gobierno exclusivamente por la represión, como han hecho algunos de los intelectuales que firman ese "Llamado internacional urgente a detener la escalada de violencia en Venezuela", convocando a actos de protestas en contra de la represión de la Guardia Nacional Bolivariana, es ignorar que la ultra derecha venezolana ha creado grupos facistoides que cometen desmanes, linchamientos, degollando e incendiando a personas por considerarlas por su porte físico y vestimenta de chavistas, queman y destruyen edificios y propiedades públicas.
9. Acusar al gobierno de desconocer la Constitución y de ser una dictadura o, que pretende darse un auto golpe, es ignorar que la oposición de la MUD ganó la mayoría del Congreso Nacional en las elecciones de 2015, pero que ha usado esa mayoría para bloquear el funcionamiento del estado, hasta que enero de 2017 intentó un golpe parlamentario declarando en "acefalía al gobierno". Llaman a una salida "dialogada", pero se retiraron de la mesa de diálogo en donde participan tres expresidentes de otros países y rechazan la convocatoria a Asamblea Constituyente como un mecanismo adecuado por encontrar esa salida, es alimentar a una posición de derecha que, por boca de su líder Capriles, ha instado a los militares al golpe de estado y se mantienen, desde hace más de 60 días, en subversión armada, civil y urbana, disfrazando sus acciones criminales como plantones y protestas pacíficas.
10. Quienes firmamos esta declaración no damos una carta blanca al presidente Nicolás Maduro y la cúpula dirigente del PSUV, pues consideramos que se han cometido muchos errores, omisiones y desviaciones de los objetivos declarados del Proceso Bolivariano. Pero nuestras críticas no son, ni pueden ser, las mismas del imperialismo yanqui, la OEA y la MUD. Nuestras organizaciones sostienen que la única salida a la actual crisis de Venezuela es profundizando el proceso revolucionario hacia el socialismo, porque la política de colaboración de clases sostenida por el gobierno hasta ahora ha probado ser una atadura que debilita a la Revolución Bolivariana y fortalece a sus enemigos de la burguesía. La convocatoria a Asamblea Constituyente es una oportunidad para corregir el rumbo luchando por: una real movilización de los trabajadores/trabajadoras y con todos los sectores populares, sus movimientos sociales al margen de la manipulación burocrática; con la creación de comités populares de autodefensa; con el control obrero de la producción de las empresas del estado y las del sector privado que produzcan alimentos, medicinas, artículos de aseo personal; con verdaderas medidas de corte socialista como la nacionalización de la banca y el comercio exterior para cortar el flujo de dólares preferenciales a los que fugan capitales y acaparan; con cese o moratoria al pago de la deuda externa; con la desarticulación y castigo de los grupos empresariales que roban al pueblo, tanto de oposición como de la llamada "boliburguesía"; con condena a prisión a los funcionarios militares y policiales en actos de corrupción y complicidad con los comerciantes inescrupulosos que acaparan y remarcan pecios a los productos que comercializan; con la revisión a los acuerdos como el Arco Minero del Orinoco. Estamos ahora, por una verdadera salida pacífica y democrática a la crisis que tenga por base la Asamblea Constituyente.
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