lunes, 16 de octubre de 2017

La gran oportunidad

Resultado de imagen de hugo chavez el gran estratega


Rafael Rodríguez Olmos


El primero que debe estar rediseñando su estrategia de ataque contra Venezuela, es Estados Unidos. Semejante paliza en un proceso que nadie puede rebatir, por su comportamiento cívico y democrático, obliga al Big Brother a preguntarse sobretodo si es la torpe oposición venezolana la que no sirve. Pero, además, le mete la lengua en las narices a los medios internacionales que tienen una enconada campaña contra Venezuela. Campaña que no va a cesar por supuesto, porque todos sabemos que Venezuela es la tacita de platino para los próximos cien años en el mundo. Y quien controle Venezuela, controlará mucho del mundo tal como lo conocemos.

Y obviamente no será fácil decir ahora que la dictadura de Maduro, le negó a la oposición las posibilidades de participación, porque de hecho ganaron cinco gobernaciones y pudieran ganar una sexta. Lo que quiere decir que el torpísimo presidente gringo, necesitará de otras argumentaciones para decirle al mundo que no hubo elecciones en Venezuela, o que éstas fueron amañadas por el coso electoral. Como dijo el propio Maduro “si ganaron, ganaron, pero si perdieron, perdieron”.

Y ese rediseño pasa por preguntarse, obligatoriamente, cómo es que en un país en crisis, con una ausencia total de política económica alguna, vayan a sufragar precisamente a favor de quien es responsable de sus tragedias. Si esta dirigencia se parara a la cinco de la mañana y se fuera para la calle, vería de qué calibre es la crisis del transporte en el país. Sentiría terror y tristeza al mismo tiempo de ver a mujeres con niños uniformados correr de un lado a otro para enfrentarse a turbas que también esperan por una buseta, o montarse en camiones de estacas, como cochinos, para tratar de llegar a sus destinos. Y todo el mundo hace un silencio sepulcral en las altas esferas del gobierno, pero el problema empeora. Todos pagan igual, incluyendo estudiantes y tercera edad. Ni siquiera los discapacitados son considerados.

Pero los venezolanos fueron a votar. Unos más tempranos y otros más tarde, pero fueron a votar. Y eso es una evidencia de que la gente rechaza por sobre cualquier cosa la violencia. Ya entendió que pegarle fuego a un pobre cristiano, no sacaría a Maduro del poder. Entendió que sigue existiendo una vía que tiene que ser el voto, único mecanismo para sacar a unos y otros. Y una cosa más importante aún: está leyendo que, a pesar de sus arrecheras por el mal gobierno, del otro lado -como decía Hugo- está la nada. Un montón de gente que sigue sin entender al país e insiste en tropezar de nuevo con la misma piedra. Es decir, son torpez, pero así, terminado en zeta. No tienen capacidad de análisis, y además, están absortos en la soberbia, convencidos de que tienen la razón, diciendo una barbaridad cada vez mayor que la otra, y, fundamentalmente, subestimando la capacidad de entendimiento del pueblo, creyéndolo bruto, o que con decirle cuatro idioteces los van a convencer. Se acaba de demostrar que no. Los venezolanos entienden lo que pasa y apuestan a resolver el problema pero con el gobierno. La pregunta adecuada sería ¿cuánto durará eso? ¿Hasta cuándo el pueblo depositará su voto de confianza en el chavismo?

Lo otro que se evidencia es que no es posible combatir con cuatro pelagatos, “faltos de incultura”, a decir de Cantinflas, con una maquinaria electoral tan poderosa como el Psuv. No se detiene una estructura de ese calibre, haciendo llamados ramplones y hablando por los medios de comunicación, pero sin llenarse las patas de barro. No se enfrenta a un gobierno, cohesionado, monolítico, sin fisuras, con una contrapropuesta pero seria, concreta, contundente que indiquen un nuevo camino, si es que debe haberlo, según la oposición.

Y ciertamente el inspirador de todo este proceso, es el gran Hugo Chávez, no solo un estratega, sino un alma que se coló en el corazón de todos los venezolanos. Aunque sería una mezquindad negar la enorme capacidad política que ha desarrollado Nicolás. Porque no es cualquier cosa vencer a la diplomacia enemiga en su propio terreno, detener la violencia guarimbera, obligarlos a ir a elecciones y de paso ganárselas. No hay duda de que allí hay capacidad y visión política.

De tal manera que, entendiendo que la arremetida internacional contra Venezuela no cesará, es clave prepararse para la próxima fase. Siempre recuerdo a Chávez, es fundamental recordarlo pues tiene mucho que enseñarnos. Él se anticipaba a todo, y decía por dónde vendrían los tiros. “Ellos van a hacer una jugada por aquí. No hay que confiarse”. Es obvio que ya deben estar no solo haciendo análisis, sino determinando cuáles ataques serían los más adecuados contra el país. Sobretodo en esta coyuntura que estamos a punto de un desastre mundial allí en el mar de Corea.

Es decir, la victoria de este domingo, debería ponernos en ascuas para determinar cómo vamos a resistir las embestidas que vienen, incluyendo el duro sabotaje económico, ahora también desde afuera. Pero el triunfo es sin duda una holgura que necesitábamos para actuar con determinación y empeño en la vía de resolver los problemas de la gente.

Un gobernador es alguien que sale todos los días pa´la calle y se enfrenta a la gente. Es lo único que le puede evidenciar, realmente, cuáles son los problemas, a fin de que tenga la posibilidad de tomar las decisiones más adecuadas.

Una cosa más, y es quizás el elemento más importante de todos. La revolución se hace con el pueblo. No es posible tomar decisiones sin reunirse con el poder popular, sin darle a esa vanguardia popular el poder que le corresponde de ser el protagonista de las discusiones sobre presupuesto, obras, desarrollo, crecimiento. Aún persiste en los líderes del chavismo, el falso criterio de que la gente no sabe de construcción, ni de administración, ni de organización. Esa subestimación es la que precisamente detiene la posibilidad de hacer la revolución y no la falsa mascarita de que estamos construyendo el socialismo. Antes del socialismo, necesitamos hacer la revolución, y mucho antes, en mi criterio, un proceso de liberación nacional. Y aún ni siquiera estamos allí.


Es decir, estamos cruditos, pero el pueblo acaba de decir que cree que es posible comenzar ese proceso de liberación nacional, que después nos lleve a la revolución y finalmente al socialismo. Se necesitan muchos periodos de gobierno para que eso ocurra. Ojalá y los nuevos gobernadores del chavismo lo entiendan. Es la gran oportunidad.

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