jueves, 25 de enero de 2018

Solo el ejército garantiza el Pana


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Por Humberto Trompiz Valles:

La situación social actual de este bello país amenaza con hacer erupción. El escás de alimentos y la superinflación ponen la hambruna generalizada a la vuelta de  la esquina. Hasta el presente, todos los intentos del gobierno por suministrar alimentos a nuestra población se han quedado a medio camino, dado el alto nivel de corrupción que impera en la llamada bolsa CLAP. Lentamente vemos emerger los intentos de saqueaos en varios estados de la república, lo que está llevando a la manifestación de una nueva forma de guarimba, pero esta vez, acicateada por el hambre. 

En el pueblo se siente una gran frustración, pues, observa que el gobierno no tiene la gobernabilidad necesaria para poner a raya a los saqueadores del menguado salario de la clase trabajadora. Al mismo tiempo, el gobierno va perdiendo la credibilidad ya que todas las políticas que anuncia con respecto al control de la hiperinflación, terminan siendo un chiste de mal gusto.

Los fracasos con la Ley de Precios Justos, la SUNDAE, los cincuenta productos acordados, las miles de toneladas de maíz ofrecidas por Castro Soteldo, los perniles huidizos, etc, y  la impunidad de la banca pública y privada  desapareciendo el efectivo, son indicadores fehacientes de que el aparato de estado viene perdiendo la guerra frente al terrorismo económico desatado por el imperio y el cipayaje interno.

Frente a semejante desmadre,  con la internacional del capital afilando las garras para descuartizar la revolución y mientras las bondades económicas del Petro, más la recuperación de los precios petroleros se materializan, consideramos seriamente que el presidente Maduro sólo tiene una gran jugada para preservar el legado del Comandante  Chávez: DECRETAR EL ESTADO DE EXCEPCION DURANTE UNOS MESES,  HASTA REGULARIZAR LA DISTRIBUCUION DE ALIMENTOS A LA POBLACION. 

Ir a unas  elecciones presidenciales en las actuales circunstancias sería un acto de inocencia política de lesa naturaleza. Durante este lapso, el ejército debe asumir la distribución de alimentos con mano dura y purgando los elementos antitéticos que se han manifestado en su seno. No vemos otro aparato de estado que asuma tan capital tarea en estos tiempos borrascosos de la nación. Con semejante medida, el presidente  no solo podrá combatir a la Contra, sino al mismo tiempo,  recomponer el cuerpo de sus colaboradores, execrando el nido de alacranes que lo rodea. Nos estamos jugando a Rosalinda y sólo la alianza cívico-militar puede destrancar el juego. Si nos alejamos de Chávez estaremos cambiados por paledonia.

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