Por: La Radio del Sur
21 Feb. 2018 - El afán gubernamental de Perú en pretender excluir al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de la VIII Cumbre de las Américas, continúan recibiendo hoy críticas diplomáticas y jurídicas desde diversos ángulos.
El periódico La República, en su editorial del día, destaca la declaración oficial venezolana que aclara que Maduro vendrá de todas maneras porque la “desinvitación” carece de efecto jurídico. Además, afirman que las críticas de Bolivia, Cuba y Uruguay a la exclusión de Venezuela se generan “cuando la diplomacia peruana, contraria a su tradición histórica, endurece su actitud en este asunto, al extremo de sostener que tiene a la mano los mecanismos para impedir -se entiende físicamente- la presencia de Maduro en Lima y en la Cumbre”.
Agrega que esas declaraciones de la canciller solo reafirman la falta de argumentos ubicados en el Derecho Internacional que justifiquen la exclusión de Venezuela .
La República advierte que “está en riesgo el prestigio de la política exterior de un país que precisa de acuerdos y amistades en el contexto de un proceso integrador intenso, incluso más allá del éxito o fracaso de la Cumbre”.
Pide “cesar las explicaciones absurdas y el uso de este delicado asunto en la política interna” y sugiere recordar el gesto de dignidad del canciller Raúl Porras en 1960, contra la exclusión de Cuba de la OEA, “y concluir que la mejor decisión es el retorno de un ejercicio profesional de nuestras relaciones internacionales”.
Por su parte, el historiador Nelson Manrique expresó que el presidente Pedro Pablo Kuczynski “no es el dueño de la fiesta sino el anfitrión y prestar la casa para la fiesta no supone necesariamente el derecho de vetar a los invitados”.
“No es la Cumbre la que ha decidido que Maduro no es bienvenido en la reunión; la decisión fue tomada unilateralmente por Kuczynski, pidiendo luego el apoyo del Grupo de Lima”, una minoría de 14 países alineados con Estados Unidos.
Añade Manrique que no es verdad que el grupo, como alega la canciller Aljovín, respalda la exclusión de Maduro, pues solo ha expresado que “respeta” la medida, lo que diplomáticamente es distinto a apoyarla.
El analista e historiador agrega que “tras las acciones de Kuczynski parece pesar su nacionalidad norteamericana (a la que afirma que renunció), no sólo como estatus jurídico sino como horizonte mental”.
Otro objetivo del afán del mandatario de marginar a Venezuela, según Manrique, es sacar del interés público el tema de su destitución parlamentaria, que impulsan diversas fuerzas.
Por su parte, el analista político Augusto Álvarez apunta que el gobierno muestra impericia ante el anuncio de Maduro de acudir de todas maneras a la Cumbre de las Américas, y deplora las declaraciones de la premier, Mercedes Aráoz, en el sentido de impedir a toda costa la entrada del mandatario bolivariano.
Álvarez añade que Kuczynski plantea temas como el de Venezuela para sobrevivir políticamente, ante su posible destitución, lo que no le dará resultado.
El periódico La República, en su editorial del día, destaca la declaración oficial venezolana que aclara que Maduro vendrá de todas maneras porque la “desinvitación” carece de efecto jurídico. Además, afirman que las críticas de Bolivia, Cuba y Uruguay a la exclusión de Venezuela se generan “cuando la diplomacia peruana, contraria a su tradición histórica, endurece su actitud en este asunto, al extremo de sostener que tiene a la mano los mecanismos para impedir -se entiende físicamente- la presencia de Maduro en Lima y en la Cumbre”.
Agrega que esas declaraciones de la canciller solo reafirman la falta de argumentos ubicados en el Derecho Internacional que justifiquen la exclusión de Venezuela .
La República advierte que “está en riesgo el prestigio de la política exterior de un país que precisa de acuerdos y amistades en el contexto de un proceso integrador intenso, incluso más allá del éxito o fracaso de la Cumbre”.
Pide “cesar las explicaciones absurdas y el uso de este delicado asunto en la política interna” y sugiere recordar el gesto de dignidad del canciller Raúl Porras en 1960, contra la exclusión de Cuba de la OEA, “y concluir que la mejor decisión es el retorno de un ejercicio profesional de nuestras relaciones internacionales”.
Por su parte, el historiador Nelson Manrique expresó que el presidente Pedro Pablo Kuczynski “no es el dueño de la fiesta sino el anfitrión y prestar la casa para la fiesta no supone necesariamente el derecho de vetar a los invitados”.
“No es la Cumbre la que ha decidido que Maduro no es bienvenido en la reunión; la decisión fue tomada unilateralmente por Kuczynski, pidiendo luego el apoyo del Grupo de Lima”, una minoría de 14 países alineados con Estados Unidos.
Añade Manrique que no es verdad que el grupo, como alega la canciller Aljovín, respalda la exclusión de Maduro, pues solo ha expresado que “respeta” la medida, lo que diplomáticamente es distinto a apoyarla.
El analista e historiador agrega que “tras las acciones de Kuczynski parece pesar su nacionalidad norteamericana (a la que afirma que renunció), no sólo como estatus jurídico sino como horizonte mental”.
Otro objetivo del afán del mandatario de marginar a Venezuela, según Manrique, es sacar del interés público el tema de su destitución parlamentaria, que impulsan diversas fuerzas.
Por su parte, el analista político Augusto Álvarez apunta que el gobierno muestra impericia ante el anuncio de Maduro de acudir de todas maneras a la Cumbre de las Américas, y deplora las declaraciones de la premier, Mercedes Aráoz, en el sentido de impedir a toda costa la entrada del mandatario bolivariano.
Álvarez añade que Kuczynski plantea temas como el de Venezuela para sobrevivir políticamente, ante su posible destitución, lo que no le dará resultado.
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