Por Carlos M. Rodríguez C
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A veces, y son muchas, que dudo
hasta de mi sombra. Porque
verdaderamente es posible que hasta mi misma sombra me traicione.
Leyendo la historia universal, desde
la antigüedad hasta nuestros días, incluyendo historia sagrada, sagradas escrituras,
mitología, en ella la traición, la
alevosía, la felonía ha acompañado a los héroes y personajes más destacados,
más trascendentes.
Lucifer, el arcángel de la Luz
traiciona a Dios, según reza agrada Biblia Luzbel, engreído por su belleza, y
organiza un ejército de ángeles rebeldes, para desplazarlo del Reino de los
Cielos. Famosa la traición a Jesús por parte de Judas el Iscariote narrada por
la Biblia
En la mitología griega es famosa la
traición que sufrió Cesar de parte de su hijo quien lo asesinó para quedarse en
el poder.
Durante la Guerra de Independencia de América
son muchos los casos de traición en contra el Libertador y algunos de los
próceres más insignes. La
traiciones por parte del General Páez,
Pedro Carujo, Piar. La traición y
asesinato contra el Mariscal Antonio José de Sucre
En historia contemporánea, más
específicamente la historia de las revoluciones, los traidores ocupan puestos de
postín. Famosas la traición a Lenin por parte de miembros del partido
bolchevique cono lo fueron Kaustky y Plejanov.
Recién, durante la Revolución
Mexicana, son notables las traiciones contra Madero, Pancho Villa. La traición
de Mathos al proceso revolucionario cubano. De Pinochet a Allende.
Pareciera que en los procesos
libertarios, la traición es un péndulo, una guillotina que cuelga en la cabeza
de los líderes, de los revolucionarios esperando su momento propicio para
ejecutar su cometido.
En estos momentos estamos viviendo un
remolino de traiciones. Los traidores como que están saliendo de sus
madrigueras, quitándose las caretas.
Muchos todavía están por eclosionar, a la espera del momento más
indicado.
Pareciera que el aquelarre de la
felonía, estimulado por los dólares del imperio, ha hecho eclosión en la tierra
sudamericana.
En nuestro país, nuestra “patria,
patria querida” como dice el himno del Batallón de blindados Bravos de Apure,
la insidia, la perjura ocupa todos los espacios del proceso revolucionario.
Basta leer los medios de información y
la jauría de los insidiosos, tanto de la oposición como del mismo gobierno, te
intoxican con noticias, alguna falaces otra no tan falaces, con los actos de
corrupción, sabotaje, extorción, incapacidad, ineficiencia, mentiras, trampas y
otros desatinos por parte de los entes públicos y cuya finalidad es la decepción por parte del pueblo del
proceso revolucionario en curso.
Por supuesto, muchas de esas
informaciones forman parte de la guerra de cuarta generación que está sufriendo
el pueblo y las cuales hacen el efecto esperado, así sean ciertas o no. Pero, de que hay muchas ciertas no cabe la menor duda.
Vemos como hay una pelea a muerte
entre los grupos que gobiernan, entre los opositores y entre el pueblo mismo
(miembros de consejos comunales, Clap, Ubch, dirigentes populares, militantes
de base…) usando la trampa, la traición, la denigración para alcanzar puestos
donde puedan controlar, lucrarse, manipular.
De repente surgió hay una traílla de
apóstatas a la revolución, que tratan de engañar al pueblo con un discurso
falaz, jurando y perjurando que son revolucionarios, chavistas, mientras de su aliento el olor a veneno, a deslealtad, a felonía que
hoy acusan al Pte. Maduro de traicionar al legado de Chávez, mientras ellos
mismos se embarran con las excretas de sus actos públicos.
De una cosa si estoy seguro, que de
esa división, esa práctica aberrante de la insidia, de ese distanciamiento entre gobierno y pueblo,
del fraccionamiento entre los miembros del alto gobierno, de las fricciones entre
los militantes del debilitamiento de los principios de la revolución en el
ideario popular, en la ética de los empleados públicos, sólo puede emerger la
derrota del proceso revolucionario.
De lo otro que también estoy seguro es
que aquellos que están jugando a la derrota del Pte. Maduro
están dentro de su propio entorno, sus allegados, sus íntimos. No tiene que
mirar para otra parte. Es decir, está sentado y comiendo en el propio nido de
escorpiones.
Después no diga que no se le advirtió.
Hacia
la Victoria siempre. Venceremos.
El
camino sigue siendo largo. Defendamos nuestros logros.
carrodcas@gmail.com
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