Por: Eligio Damas
Después de haber escrito el artículo que sigue, me enteré de parte del contenido del decreto presidencial N° 3.368, publicado en la Gaceta Oficial N° 41.376 del 12 de abril próximo pasado, en el cual, con la finalidad de revertir la continua caída de nuestra producción petrolera, se estable que :"El Ministro del Poder Popular de Petróleo podrá: 1. Crear, suprimir o efectuar modificaciones a las empresas del sector público industrial petrolero, incluida Petróleos de Venezuela S.A., y sus empresas filiales". Es decir, este decreto parece fortalecer nuestra hipótesis, acerca de la estrategia puesta en marcha desde tiempo atrás.
Después de analizar todo lo acontecido, hasta donde uno puede, alrededor de la producción petrolera, incluyendo la corrupción allí desatada y denunciada como con demasiado atraso, uno llega a la conclusión que todo parece haber obedecido a un plan, uno no sabe diseñado por quién o quiénes, no importan los moralismos, destinado poner el control del negocio a quienes ahora disponen de tecnología y capitales para, llegado a la precariedad en que se desenvuelve el venezolano, reactivarlo. Es evidente que la producción petrolera en Venezuela sigue descendiendo. El más reciente reporte de la OPEP, fuente creíble, informa que para el mes de marzo pasado, la tendencia continuó.
¿Se prolonga la crisis, pese las alianzas y los recursos, para justificar lo que se tiene planificado?
Según todas las fuentes que uno consulta, hasta vivas, tomando en cuenta habitamos en área petrolera, el problema fundamental es lo que llamaré lo obsoleto del equipamiento de la industria. Es obvio, ello resultó del descuido cómo se manejó desde años atrás, antes y después que Maduro fuese presidente.
Tal actitud no puede resultar de un simple descuido, una desatención momentánea de quienes dirigen, ocupados en otros problemas, no teniendo a mano otra forma de sustituir o compensar la disminución de los ingresos. Sin que uno sea experto petrolero, pues eso no hace falta, sabe que en toda área productiva se conoce de antemano la vida útil de los equipos de trabajo. Y cuándo habrá de empezar el proceso de reponerlos y ampliación de la estructura productiva. Y hay otros asuntos que, bien conocen los expertos petroleros, demandan mayor inversión para aumentar o mantener el ritmo de producción de los pozos como la longevidad de estos.
Si todo eso viene sucediendo desde unos bastantes años para acá, el manejo de nuestra industria ha estado a cargo de inútiles, descuidados, corruptos o serviles, todo en un mismo saco, y atado a una estrategia antinacional. Pero la misma responsabilidad cabe a quienes han estado al frente de la conducción del Estado y la política, pues no es necesario ser experto petrolero para saber al día como disminuían nuestros ingresos y no exclusivamente por la caída de los precios del hidrocarburo. Una simple suma y resta, que se aprende en la escuela primaria, sirve para detectar la anomalía. Quienes han Estado en los altos mandos del gobierno, desde la caída de los precios del petróleo, por supuesto con acceso a esas cifras, estaban obligados a percatarse que la escasez de divisas, en buena medida la causa de nuestra debacle y la fuerza del dólar paralelo, se debía también a la disminución del ritmo productivo. Sin hacer mención a la enorme deuda acumulada, sin mayor compensación, que se paga con crudo. Si no fueron capaces de detectar y cambiar aquello, son tan responsables como quienes se señalan solamente como corruptos, de un plan macabro que pudiera conducirnos a perder el control accionario de nuestras empresas del ramo.
Pareciera cierto que la actual gerencia de PDVSA ha hecho el diagnóstico de la obsolescencia en el área de producción, por lo menos y, parece poco probable, por decir lo menos, tengamos la capacidad de invertir y hasta de endeudarnos con el mismo fin, para volver, como mínimo, al nivel de la cuota que nos corresponde en la OPEP. Aparte que lograr eso también requiere tiempo.
Si le damos valor a la explicación, según la cual, aquello aconteció por el contubernio entre un grupo de tecnócratas, entre ellos Rafael Ramírez, quien sin duda tiene manos y dientes metidos en eso, por descuido o planes inconfesables, también habría que reclamarles a quienes estaban en el gobierno, que son unos cuantos de los que ahora están, no haberse percatado de maniobra tan maligna. La corrupción que siempre la hubo en PDSA, eso no es nuevo, ni nació en la era de Chávez, no justifica el abandono a que fue sometido el equipamiento de las instalaciones productivas. Dicho de otra manera, se desatendió la estrategia destinada a mantener y hasta elevar el ritmo productivo. ¿Por qué?
Pero esa tendencia a la disminución de la producción por falta de cuidado en el mantenimiento e inversión, no podía ocultarse solamente alterando las cifras de producción desde una oficina de la OPEP, como han argumentado factores del actual gobierno. Como dije antes, bastaba apelar a la tabla de sumar para cotejar el ingreso en divisas por concepto de petróleo para descubrir la trampa. Esa simple operación hubiese indicado a los gobernantes distintos a Ramírez que las cifras de producción dadas por éste y sus supuestos cómplices, desde una oficina de la OPEP, estaban forjadas o alguien estaba robándose cuantiosas divisas al cotejarlas con los ingresos.
Es decir, que hay muchos en el alto gobierno, cada quien pudiera ponerles nombre, por lo menos cómplices por omisión. Como quienes optaron por callar para no entorpecer su ascenso y fingieron a manera de mantener el prestigio o falsa unidad del chavismo.
Todo lo anterior parece ser cierto, pues en buena medida está corroborado por los hechos. Hubo complicidad con diferentes fines y entre distintos grupos que, en un momento dado, ante la ausencia de Chávez, que no fue en los últimos meses de su moribunda vida, sino desde que comenzó a sentir los rigores de la enfermedad, optaron por competir por la herencia.
Maduro, en un momento crucial, dijo algo para nosotros trascendente, a lo que poco se le ha prestado atención. En discurso, si mal no recuerdo, al acudir por primera vez a la ANC, dijo que habían sido engañados por unos presuntos "Técnicos Petroleros", que aseguraron que aquel nivel de precios de más de cien dólares por barril del hidrocarburo se mantendría por más de treinta años. Si tomamos como cierta tal afirmación, dada la fuente, eso lleva a creer que no importaba entonces para ellos que decreciese la producción y además, pensaban seguir con el dogal del rentismo. Y eso último parece estar comprobado en la ausencia de planes de envergadura, desde 18 años atrás, y el discurso más reciente alrededor del Petro y las minas de oro. No obstante, cabe agregar, que desde los países árabes, en esos tiempos, se hablaba de la inexorable caída de esos precios. Y lo que aconteció y de la manera como aconteció, la producción de esquisto, no debió ser un secreto para quienes se mueven en esos niveles y disponen de asesores.
Pudiera pensarse que toda aquella "vanguardia" o grupo dirigente del chavismo, compartió aquella concepción o estrategia, según la cual el petróleo daba para mucho más y se podían postergar los planes soberanos, incluso aquello que Chávez llamó soberanía alimentaria. Pero muerto "el comandante", el galvanizador de este proceso, unificador de esas fuerzas, como hubiese dicho él mismo, "se desataron los demonios", apetencias de mando y "liderazgo" y cada quien comenzó a sacar las cartas que guardaba. La estrategia anti rentista fue definitivamente dejada en el olvido, que ya lo venía estando, y ahora se volvió, pese aquel triste discurso de "se acabó el rentismo", a él con el Petro, las minas de oro y otros minerales. Y de ese abandonar es responsable mucha gente.
Es predecible, esto lo dirá el tiempo, quizás a partir del 22 de mayo, gane quien gane, pudiéramos volver a entregar, en buena medida, el control del negocio petrolero al capital externo, dado el caso que carecemos de capitales para hacer la inversión por retomar el nivel de producción que nos corresponde según los acuerdos OPEP, las presiones de los socios, sobre todo en el área de la Faja (FPO) y las necesidades de los venezolanos todos.
De donde uno concluye, como decimos en Venezuela, "no son todos los que están ni están todos los que son".
La responsabilidad envuelve a mucha gente, muchos de aquellos hoy juzgados y también bastantes entre quienes hacen las veces de jueces y acusadores. Y cuando digo esto, no incluyo al Fiscal Tareck William, porque nunca estuvo en el nivel donde se manejaba la información correspondiente. Al contrario, le reconozco el atrevimiento, la entereza, sin importar conjeturas sin sustento, de asumir la responsabilidad y riesgo de convertirse en acusador de aquellos contra quienes ha podido acumular pruebas. Sin pasar por alto que hay personajes que se fugaron apenas se les mencionó y todavía no han caído bajo su lupa. Esos tienen cómplices que todavía sirven de soportes y siguen enchufados.
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