Por Carlos M. Rodríguez C.
La
crisis de la sociedad venezolana supera cualquier fenómeno susceptible de ser
conocido, explicado, analizado racionalmente. Por supuesto esto es explicable
debido a que en una sociedad en revolución los paradigmas entran en
contradicción y se establece una confrontación entre teorías, tendencias
cognitivas, modelos de explicación.
Esto,
expresado en términos de Gramsci constituye lo que se llama la “crisis
orgánica” del modelo social, estado de la sociedad en el que entran en
contradicción las fuerzas productivas, la clase dominante y las otras clases de
la sociedad ya no puede imponer sus leyes, postulados, ideología, generando la
pérdida de hegemonía, lo cual permite la eclosión de diferentes posturas que se
enfrentan a la teoría dominante.
En
esta situación se enfrentan modelos que intentan explicar el origen de las
sociedades, del conocimiento, de la ciencia, de las clases sociales, de la
educación, sistemas económicos, entre
otros que intentan imponer sus propuestas, tesis, postulados, lo que genera una
crisis de los paradigmas. Muchos de ellos surgen con nuevas propuestas, otros son simplemente
una visión retrospectiva, una marcha atrás.
En
la Venezuela de finales del Siglo XX y ya en la segunda década del S.XXI, con
el advenimiento del Socialismo del S. XXI y la Revolución Socialista
Bolivariana, la lucha de clases, de paradigmas, de nuevas formas de conciencia
social, ha impactado profundamente el mundo de las ideas, de la ciencia, de las
teorías sociales y científicas tocando incluso, las concepciones
revolucionarias como el marxismo, y las teorías políticas como el leninismo, el
guevarismo y el socialismo bolivariano, sin dejar de reconocer sus méritos. No
obstante, estos puntos de vista no dejan de entrar en contradicción debido al
contenido epistemológico y pragmático incluido en ellos.
Pero
igualmente proliferan posiciones identificadas con una visión historiografía,
o positivista, funcionalista de la sociedad
debido al solapamiento de diversos enfoques o puntos de vista o incluso una visión ecléctica de la
sociedad, es decir, una diversidad de postulados, entremezclados sin un hilo
conductor que explique el devenir y puedan
inferirse proyecciones del mismo.
Igualmente
una visión posmoderna que cambia el sujeto de la historia, que valida
diferentes propuestas aduciendo que “todo vale”, que no hay leyes históricas,
que no hay un futuro previsible, que ya no se trata de la clase históricamente
llamada a hacer la revolución sino que es un nuevo sujeto, como por ejemplo la
comuna, en sustitución de la clase obrera.
No
es de sorprender, entonces, que entre las críticas que se están esgrimiendo,
desde el seno de los “izquierdistas disidentes” al intento de resolver el
problema grave y angustiante de la economía venezolana, de superar los altos
niveles de improductividad, de inflación, del cerco económico que ha tendido el
imperio, sean críticas manidas provenientes de “fósiles científicos” que
pulularon los espacios académicos de la IV República, que en su momento, años
setenta y ochenta, no aportaron nada que pudiera solucionar la crisis del
capitalismo, pero que hoy son recogidas como “mágicas recetas” para negar la
posibilidad de un avance novedoso la utilización del Petro como vía para lograr
romper el embargo económico y sus consecuencias. Es decir, que muchos
socialistas tránsfugas hoy
recurren a críticas y fórmulas capitalistas para solventar la crisis que vive
el naciente socialismo bolivariano lo que nos indica que sus posturas no sólo
son de carácter político, sino que van más allá, que constituyen la
quintaesencia de la abjuración total de lo que fue su pasado revolucionario, si
es que verdaderamente lo fue en su
interioridad.
Con
estas expresiones seudo académicas podemos inferir, sin lugar a equivocarnos,
que no faltarán chamanes, profetas, pitonisos, adivinos que criticarán o
propondrán nuevas fórmulas para la superación de la crisis actual, o que sus
postulados sean usados por los evadidos de la concepción materialista de la
historia como propuestas para “anatematizar” la aplicación de nuevas
estrategias destinadas a romper el cerco económico, mediático y político que
nos tiene tendido el imperio.
Es
decir, el escenario social, político, académico, filosófico, científico de la
Venezuela bolivariana y socialista, se ha convertido en una comparsa
carnavalesca, en donde cada participante adopta el disfraz que más le apetece, se quita la careta y muestra su propio “yo”, adopta
la posición que más le interesa, asume el compromiso que más le interesa pero
no lo cumple si no le conviene, se viste de “rojo-rojito” si hay biyuyo por el
medio; renuncia a su cargo en el gobierno si ya no le sirve para amansar
fortuna; me retrato con Maduro si me sirve para escalar posiciones políticas o
sociales; soy socialista si me ayuda a ascender en mi trabajo, escala social o
política; es decir, un mundo de falsedades que infectan tanto al sector
gubernamental, “neo-opositor” y de la derecha.
Por
tal razón la mayoría de las propuestas “científicas” con las que se pretende
transformar la sociedad, cambiar al gobierno, mejorar la economía proviene
del mundo de los sofistas, de los “equivoquistas” contemporáneos. Para
explicar la realidad parten de “falacias”, de sofismas por lo que sus
resultados son falsos, inválidos ya que el razonamiento lógico nos dice que de
una falsedad nunca su llega a una verdad. Entonces, el pretendido modelo
científico de los “arregladores” de marras del socialismo, de la crisis de la
sociedad venezolana, es un modelo falso, un modelo que nunca llegará a ser
realmente validez científica, teniendo igual grado de certeza que los
postulados de la brujería, la predestinación, la magia, la superstición, la
adivinación, los oráculos.
Y,
como la debilidad del pensamiento se traduce en inconsistencia en actos,
expresiones, razonamiento, vocabulario, a menudo leemos tamañas jeringonzas que nos evidencia el caos psicológico y
cognitivo de sus autores. O el desquicio de su psiquis a través de los textos
escatológicos, ofensivos con los que increpan a quienes consideran sus
adversarios u oponentes políticos, intentando validar sus vacuidades presumiendo
de un currículum académico, un pasado político militante, una personalidad
fulgurante, cuando en realidad tal muletilla lo que hace es, precisamente,
poner en evidencia su lúgubre y triste condición personal.
En
fin, estamos en presencia de un escenario que, por la complejidad de las
condiciones sociales, políticas e históricas, cualquier cosa puede surgir,
cualquier cosa puede presentarse como la panacea para resolver la crisis que lo
caracteriza, y es precisamente, una de las debilidades que amenazan con una
“vuelta al pasado”, un retorno al oscurantismo, represión y muerte, constituida
por la falta de una formación política, cultural, moral, ética con la cual se
formaran las generaciones venideras, el futuro del país para la construcción de
las sociedad libertaria, socialista, justa, incluyente.
Esta
situación complicada nos reta a usar la imaginación, coraje, fuerza moral, de
valentía para desmontar las trampas, los ardides ideológicos, los disfraces de
los aleves, de los traidores, de los oportunistas; de denunciar sin temor los
errores, omisiones, actos delictivos a fin de despejar el camino de marañas,
alimañas, superar farallones, escoyos y lograr enrumbarnos por el camino del
socialismo, la justicia social y derrotar la conspiración, la guerra asimétrica,
al imperialismo y a la derecha canalla.
Patria,
socialismo o muerte. Venceremos
El
camino sigue siendo largo. Consolidemos nuestros triunfos
Carrodcas@gmail.com
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