Por Carlos M. Rodríguez
C.
Ante la actual
política del gobierno norteamericano
adelantada por su presidente Trump de guerra global, el Departamento de Estado
ha arreciado el proceso de lograr la
seguridad en su patio trasero con el fin de evitar conflictos en los países
latinoamericanos ante un eventual enfrentamiento con sus enemigos Rusia, China,
Irán, Corea del Norte y Siria y que
podría involucrar a Turquía, las India y
Paquistán como aliados del Eje del Mal, como han bautizado a los países
identificados con el socialismo.
Ya, desde el
gobierno anterior de Obama, se puso en marcha o se reeditó la Operación Cóndor
que se inicia con la Declaración del Gobierno de Venezuela como amenaza a los intereses
del gobierno Norteamericano y la
activación de la Cuarta Flota en la región, se crearon nuevas bases
militares en Colombia, Perú, Ecuador y
se iniciaron nuevos acuerdos militares con Colombia, Guatemala, las Antillas.
Con el fallido
golpe de estado contra el Gobierno del Comandante Eterno Hugo Chávez se inicia
el proceso de desestabilizar los gobiernos de la región a fin de imponer el
dominio perdido con el advenimiento del socialismo bolivariano y la secuencia de
gobiernos de corte social electos
democráticamente.
En el año de
2004 un golpe de estado derroca al
Presidente Aristide en Haití y un
comando gringo, con apoyo de Francia lo
secuestra y lo envía a un país africano.
En el año 2008
hay un intento de golpe contra el Presidente Evo en Bolivia, auspiciado por los
E.U. y en el cual participan grupos de sediciosos financiados por el imperio.
En el año 2009
se produce el golpe y secuestro del Presidente Zelaya en Honduras, siendo
sacado del país por un comando norteamericano.
El 30 de
septiembre de 2010, se produjo una protesta de policías y sectores militares en
Ecuador. El presidente Rafael Correa acude al lugar de la protesta para hablar
con los agentes sobre sus inquietudes salariales. Sin embargo, es agredido y
secuestrado durante varias horas, en un hospital, siendo rescatado, finalmente,
por Fuerzas Especiales, luego de un intenso tiroteo.
El 22 de junio
de 2012, el Senado de Paraguay realizó un juicio “express” al Presidente
Fernando Lugo destituyéndolo del cargo bajo el argumento que era responsable de
los enfrentamientos entre campesinos y policías, ocurridos días antes, en la
localidad de Curuguaty, con un saldo de diecisiete muertos.
El 31 de
agosto de 2016, luego de un “Impeachment”, el Senado de Brasil destituyó
formalmente a la Presidenta Dilma Rousseff, por 61 votos contra 20, por
supuestos “crímenes de responsabilidad”.
Con el
argumento que “La dictadura de Maduro sigue privando al pueblo de Venezuela de
alimentos y medicinas, encarcelando a los miembros de la oposición que fueron
elegidos democráticamente y reprimiendo en forma violenta la libertad de
expresión” Trump aplica medidas financieras contra el Presidente Maduro El 25
de agosto de 2017 las cuales son endurecidas a lo largo del mismo año y durante
el año 2018, a las cuales se suma la UE
y Canadá
.
Esas medidas
fueron realizadas después de una reunión del vicepresidente estadounidense,
Mike Pence con los gobiernos de
Colombia, Argentina, Chile y Panamá, en la cual la crisis política venezolana
fue un tema central.
En Diciembre
del 2017 se realizan elecciones fraudulentas en Honduras las cuales son
reconocidas por los E.U., LA OEA, mientras que el fraude es denunciado por
algunos países del Caribe y Latinoamérica. En Venezuela, en los meses de abril, mayo y junio del año 2017 se realizaron
elecciones para elegir la ANC,
gobernadores y alcaldes las
cuales fueron declaradas ilegitimas por los E.U. y los miembros de la oposición
venezolana con lo cual aplicaron nuevas sanciones económicas y anunciaron
acciones de calle y el gobierno norteamericano amenaza con una intervención
humanitaria para ayudar a la población a superar la hambruna, escasez de
medicamentos y la salida del gobierno bolivariano. En abril se realiza la VIII
Cumbre de Las Américas a la cual impidieron la asistencia de Venezuela y la cual tuvo como tema central la toma de
medidas contra el gobierno venezolano.
En el mismo
mes se apresó al ex presidente Lula de Brasil bajo el argumento de haber
cometidos actos de corrupción en su gobierno y se niega así la posible participación en las elecciones del cual era
el candidato favorito. Ante esta
situación el pueblo permanece alerta y en la calle esperando instrucciones.
En Nicaragua,
una decisión gubernamental de modificar el régimen de pensiones produce estallidos
sociales que llegan a más de 10 muertos, incluyendo un periodista, destrucción
de bienes públicos, alteración del orden público. Es de hacer notar que el
modus operandi de las manifestaciones reproduce el formato de las guarimbas que
tuvieron lugar en Venezuela durante los años 2014 y 2017, con una guerra
comunicacional a través de las redes sociales, falsas matrices de opinión,
armamento por parte de los manifestantes y apoyo de la derecha a través de la
Cámara de Empresarios, partidos políticos y manifiestos de apoyo por parte de
algunos grupos internacionales, auspiciados por los E.U.
El gobierno de
Donald Trump endureció el embargo económico a Cuba en noviembre de 2017 como represalia a lo que considera el actuar
poco democrático del gobierno comunista cubano.
El 20 de abril de 2018, por asesoría y solicitud de los E.U., Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay
y Perú anunciaron la suspensión por tiempo indefinido de su participación en la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), bloque creado hace una década para
contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región, según dijeron a
Reuters fuentes de tres países.
Todos estos
acontecimientos tienen varios propósitos,
por una parte Trump sabe que una alianza o acercamiento con Rusia o China por
parte de los países latinoamericanos constituye una posible brecha a la
hegemonía del imperio en la región ya que implicaría fractura en su frente de
guerra regional porque en este acercamiento está la posible utilización del territorio americano como bases para el
aterrizaje de aviones, barcos de guerra y tropas que ponen en peligro la seguridad
militar de la nación del norte.
En este
sentido es necesario deshacerse de gobiernos progresistas en su área de
influencia inmediata como lo es México, América Centre y el Caribe y América
del Sur y en consecuencia imponer gobiernos acólitos que acompañen a Colombia,
Panamá, Honduras, Guatemala, Perú, Argentina, México, Paraguay como grupo de
amigos defensores del orden yanqui.
Segundo la
conformación de una fuerza multinacional, que incluya a los países
latinoamericanos y caribeños, que acompañe a los E.U. en sus aspiraciones belicistas, tal como ha
ocurrido en las invasiones a Irak, Libia y Afganistán en la cual han
participado soldados mexicanos, panameños y otros como carne de cañón en los
frentes de guerra.
Tercero, generar
frentes internos en los países en donde hayan gobiernos progresistas para desestabilizarlos y socavar la gobernabilidad
a fin de evitar posibles alianzas con Rusia, China e Irán.
No obstante
hay algunas cosas que considerar.
Todavía no ha
habido enfrentamientos entre las fuerzas emergentes contra las medidas que la
derecha ha aplicado a los pueblos.
Pero, en
México gana terreno la opción de López
Obrador que de lograr la victoria constituiría un escollo a para los E.U. dado
su proximidad geográfica y la lucha entre un pueblo que se ha radicalizado por
las medidas racistas, segregacionistas contra los emigrantes ilegales mexicanos
y sobre todo la construcción del muro de la infamia.
En Brasil hay
un gigantesco movimiento popular que amenaza radicalizar las acciones contra la
dictadura de Temer, por revertir las medidas neoliberales que ha aplicado
Temer, así mismo por la libertad de Lula
y su participación en las elecciones.
Argentina
descartó cualquier participación en una eventual intervención contra Venezuela.
En este caso hay dos aspectos importantes que tomar en cuenta. Primero la presión
que el pueblo está haciendo para impedir que la agenda de derecha avance y por la
derogación de las medidas neoliberales que el gobierno está imponiendo
ilegalmente. Y segundo, una posible confrontación con Inglaterra por Las
Malvinas implicaría el apoyo de los gobiernos de la región y el presidente
Macri sabe que los E.U. no lo van a acompañar tal como ocurrió en el año 1982.
En Chile la
presión de los estudiantes, el pueblo Mapuche y los sectores populares amenaza
la tranquilidad que este país ha tenido después del Gobierno de Allende.
En Honduras
hay un movimiento de resistencia contra el fraude electoral, el asesinato de
dirigentes izquierdistas y en lucha por el logro de reivindicaciones de índole social y
político, conculcados por la derecha después del golpe contra Zelaya.
En Bolivia los
pueblos indígenas y los sectores populares respaldan al Presidente Evo y al
Presidente Maduro.
La mayoría de
los países del CARICOM apoyan al Presidente Maduro y manifestaron su descontento por negarle la
participación en la Cumbre de los Pueblos.
En la Cumbre
de los Pueblos, evento organizado por los movimientos sociales de Latino
América y el Caribe celebrada en Lima, Perú se le dio un espaldarazo entre las conclusiones hubo un fuerte
respaldo al Gobierno de Nicolás Maduro y se pidió la no intervención en el
proceso eleccionario de los próximos meses, el levantamiento de las sanciones
internacionales y se repudió la figura de Nicolás Almagro, secretario general
de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Y alguna
acotación muy importante. El detonante que dio inicio a las protestas en
Nicaragua fue la decisión del Presidente Ortega de desmejorar las condiciones
sociales de la población y de los trabajadores y jubilados en especial. Que
hayan sido infiltradas y utilizadas por la derecha para fomentar disturbios,
asaltar instituciones gubernamentales, asesinar, desinformar y solicitar una
intervención de la ONU y de los E.U. es otra cosa.
Que el Pte. Ortega no haya medido el costo
que le ocasionaría una decisión impopular es imperdonable más aun conociendo su experiencia como líder social,
guerrillero, de haber pasado por una guerra prolongada organizada por los E.U. en 1979 y sobre todo, por no evaluar el
escenario actual y las intenciones del imperio de socavar la continuidad de los gobiernos de corte
social en la región.
Esto lo digo
porque los pueblos que han pasado por revolución defenderán sus conquistas, sus
derechos, sus logros a costa de lo que sea y contra cualquier poder represivo,
represor y de intereses retrógrados y conservadores.
Ya América
Latina y el Caribe dejaron de ser el patio trasero del imperio y ahora se ha
convertido la región en “una región en
llamas”
Hasta la
victoria siempre. Venceremos.
Patria,
socialismo o muerte. Venceremos
carrodcas@gmail.com
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