Por Carlos M.
Rodríguez C.
Uno de los rasgos más
resaltantes del traidor es el vasallaje. Tiene que ser así porque para
demostrar que realmente ha cambiado sus ideas, sus creencias debe asumir un comportamiento cónsono con su
nuevo “lux”, con su nueva forma de pensar, por lo tanto, demostrarlo con
hechos, con actos. De ahí que se convierta en “lacayo” de aquel o aquellos
nuevos amos a los que deba obediencia. Estas
es una de las razones que los “aleves”, los traidores culminen su
existencia como sapos, soplones, delatores y en el peor de los casos en
torturadores, entreguistas, verdugos.
Muchos son los personajes que en los procesos
históricos han asumido tan vergonzoso
papel: Cayo Brutus quien asesinó a su padre el Emperador César para quitarle el
trono durante el Imperio Romano; José
Fouché quien no tenía empacho en pasarse de un bando a otro durante la
Revolución Francesa; Kautsky quien traicionó a los bolcheviques para apoyar a
la socialdemocracia durante la Revolución Rusa, Álvaro Obregón durante la
Revolución Mexicana quien traicionó a Villa y
otros revolucionarios para apoderare del poder.
Fidel Casto, durante la
revolución cubana sufrió muchos actos de traición, tales como el de Huber Matos
Benítez, Arnoldo Ochoa quien fue fusilado por Traidor a la Patria.
En Panamá Caamaño, en el año
en el año 1973, fue traicionado por Bosch, quien lo denuncia cuando penetró
territorio dominicano para luchar contra Balaguer.
Allende traicionado por Pinochet.
Pero la cosa no llega ahí,
con su muerte afloran los resentidos por la designación de Maduro y
comienza una larga eclosión de felones
que hoy plañan los medios contrarevolucionarios y algunos medios de opinión de
la izquierda, conformado por fundamentalmente por ex funcionarios
gubernamentales (Ministros, Viceministros, fiscales, directores de ministerios,
diputados, etc.) que fueron removidos de sus cargos unos por ineptos,
infiltrados, corruptos, ( muchos que aún se mantienen dentro del equipo
gubernamental en espera de los acontecimientos) otros detenidos, otros allanada
su inmunidad y solicitados ante los cuerpos policiales internacionales, otros
por creerse los “izquierdistas, marxistas, revolucionarios, “cajademachetes”,
intelectuales de mala monta que se presentan como los teóricos más alumbrados
que hoy apuesta a la derrota electoral de Maduro, la caída de la revolución
bolivariana, la intervención a Venezuela.
A estos super
revolucionarios, ultraizquierdistas, come candela, superrecontraarechos,
valdría la pena preguntarles ¿Qué pasaría si Maduro pierde las elecciones?
¿Es que su intelecto
brillante no les permite distinguir entre la gestión del Presidente Maduro y la
construcción de la revolución socialista? ¿Será que es muy difícil entender que
un gobierno de derecha, no sólo derogará todos los derechos contenidos en la
C.R.B.V. sino que eliminará los programas sociales contenidos en el presupuesto
nacional como mecanismos de inclusión social que benefician a millones de
venezolanos y venezolanas? ¿Será extremadamente dilucidar que miles de
revolucionarios serán asesinados,
quemados, hechos prisioneros, enjuiciados mañosamente, condenados, sentenciados a prisión por el sólo delito de ser
chavistas, haber sido funcionarios públicos? ¿Que muchos venezolanos serán desaparecidos? ¿Qué las universidades volverán a ser
privatizadas a través del pago de las matrículas? ¿Que la medicina será
privatizada? ¿Será que su suprema inteligencia no les dá para saber que se
volverá a la etapa de la represión, la censura, el allanamiento de
universidades, liceos, viviendas sin previa orden judicial?
El momento actual, entendido
como el producto de tanto la ineficiencia, ineficacia, corrupción, oportunismo,
populismo, impunidad, improvisación es el resultado de la lucha de clases, de
la coyuntura de un momento en el cual, el imperio presiona a través del
estrangulamiento económico, tecnológico, político para revertir el proceso
revolucionario a través los países lacayos en un intento en retomar el poder
político, económico, cultural, social del país y por ello ha declarado la
guerra asimétrica con la cual intenta intervenir militar y para ello usa, no
sólo a los partidos políticos, grupos de choque, medios de comunicación,
miembros de las FANB, sino también a funcionarios públicos, empresarios,
malandros, sicarios, paramilitares.
Es nuestro deber enfrentar
dichas amenazas, debilidades. Es nuestra obligación preservar lo que hemos
logrado, construido. Es imperativo que nos organicemos para defender la
revolución, pero también para presionar a Nicolás Maduro corrija sus fallas,
omisiones, errores, que salga de aquellos funcionarios corruptos, ineptos,
incapaces que han hecho mucho daño a la revolución. Sólo el pueblo llano, el
pata en el suelo, el oprimido, el necesitado sabe lo importante que es lograr
una victoria electoral de las fuerzas revolucionarias en próximo mes de junio.
De ella depende la continuación del proceso de la revolución bolivariana en
construcción.
Los académicos de pacotilla,
los críticos de “botiquín”, los recién vestidos, los neoderechistas, los
neonazis, los profetas del desastre le hacen un peligroso juego a los intereses
de la patria y están al nivel de aquellos que piden a gritos una intervención,
una invasión es decir, traidores a la patria. Es decir, harina del mismo
costal, siendo más peligrosos que los que dan la cara y se presentan como
enemigos directos del sistema, por lo tanto hay que desenmascararlos,
enfrentarlos y derrotarlos.
Recordemos aquella consigna
que se hizo famosa en los años de inicio de la revolución: “Sólo el pueblo
salva al pueblo”. Lo demás es cuento de caminos.
Hasta la victoria siempre.
Venceremos.
La lucha sigue siendo larga.
Defendamos nuestros logros.
carrodcas@gmail.com
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