viernes, 13 de abril de 2018

REFLEXIONES INGENUAS:”VIENTOS DE TORMENTA”

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Por Carlos M. Rodríguez C

Salir a la calle, visitar las comunidades, montarse en un medio de transporte (si se tiene efectivo, se consigue alguno y hay espacio), visitar a un familiar, viajar, ir a un banco, entidad pública, abasto, mercado popular, supermercado, escuela, farmacia, acudir a un sitio de asistencia médica o hacer algún trámite personal en una institución pública o privada, transitar las vías de comunicación, tratar de comprar gas, gasolina, carne, pollo, azúcar, papel higiénico, hortalizas, verduras o cualquier mercancía, sea alimentos, vestidos, medicinas, zapatos se ha convertido en una verdadera odisea, un suplicio, un  escenario dantesco en el cual intervienen como invitados el pueblo de a pie, bachaqueros, funcionarios  de seguridad, mercaderes, delincuentes, supervisores del estado, taxistas, mototaxistas, es decir, Raimundo y todo el mundo.

Este escenario, propio de un país en crisis, ocasionado entre otros factores la guerra económica,  la corrupción, la ineficacia de los funcionarios públicos, el sabotaje y pare de contar, constituye el caldo de cultivo para que ocurran tres situaciones,  por una parte, un estallido social de dimensiones imprevistas que culmine en una dictadura de corte fascista  que con la tesis del Gendarme Necesario imponga una dictadura represiva y criminal, cosa a que están jugando muchas personas, organizaciones políticas e instituciones privadas; segundo, una invasión o intervención militar que, esgrimiendo la tesis de la hambruna planteen una solución tipo África o Irak, ocupen al país argumentando una solución a la problemática social tesis usada tanto por los países imperialistas como sus peones nacionales; y el otro quizás el  más optimista de todos, un proceso revolucionario, que retrotrayendo a los orígenes y raíces del movimiento bolivariano, se enfrente a las estructuras del estado, a los grupos hegemónicos del poder económico, a las cofradías de poder corrupto anquilosadas en las estructuras del gobierno, a los traidores, a los demagogos y renazca el espíritu libertario, justiciero de finales de los años 60, 70 y finales de los 90 con el Comandante Chávez.


Si analizamos la situación política con detenimiento identificaremos tres elementos fundamentales para concluir que la última de las alternativas es la más viable, es la que está por venir y explicaremos porque: La alternativa electoral que plantea un sector de la oposición con Henry Falcón como candidato a la Presidencia no ha calado en el pueblo, primero porque el candidato ha dado muestras de no ser un  gerente identificado con el pueblo tal como lo demostró en Lara, segundo porque se identifica con los grupos de poder económico los cuales, lejos de ser una solución a los problemas económicos del país han sido los que siempre han sacado la mejor parte de los negocios del país con las transnacionales ya que ellos siempre han sido los intermediarios entre el gobierno y los grupos económicos internacionales; y tercero, porque Henry Falcón, además de demagogo su conducta ha sido de traidor, oportunista, vividor y el pueblo lo tiene claro.

La tesis abstencionista no tiene asidero ya que, si bien es cierto la abstención va a superar los procesos electorales que han ocurrido en el país desde 1998 hasta nuestros días, no es porque los llamados han calado en el pueblo como respuesta positiva a los grupos que la propugnan, sino porque hay realmente un sentimiento de decepción, desencanto, arrepentimiento, no tan solo con el gobierno nacional, sino el comportamiento de la oposición con sus falsas promesas, comportamiento errático y la traición a sus seguidores.
Y si bien es cierto que la propuesta de Maduro resultará triunfadora, los resultados electorales lo obligará a dar un golpe de timón por dos simples razones: la primera, la oposición cantará fraude, no reconocerá los resultados y llamará a la violencia y a la intervención militar;  la segunda, los que apoyaron a su candidatura no seguirán conformándose con los bonos ni las soluciones inmediatistas, sino que reclamarán atención profunda a sus problemas y con ello la puesta en marcha de un plan de reactivación de la economía que incluya fuentes de empleo, baja de  la inflación, aparición de las medicinas, alimentos, repuestos automotrices, así mismo exigirán un freno a la corrupción, incompetencia de los funcionarios públicos, incapacidad, burocracia.

Ante este ambiente al Presidente Maduro no le queda otra cosa que asumir una postura radical y tomar medidas ajustadas a las aspiraciones y solicitudes de sus seguidores.

Es necesario decir, que ante la desesperante situación que el pueblo atraviesa, las comunidades están organizándose, están enfrentándose a la burocracia, a las mafias que les impide el acceso al gas doméstico, a las soluciones alimentarias de los CLAP, contra el acaparamiento, por la atención médica. Estas tímidas acciones que han chocado con los burócratas, con los cuerpos de seguridad,  son las que avizoran un horizonte de luchas, enfrentamiento, contradicciones, es decir, un nuevo proceso genuinamente revolucionario, profundamente popular, incluyente y aunque presagia nuevos aires en la lucha por la justicia social, también constituyen el ingrediente que profundizarán las acciones de la derecha para intervenir, derrocar  el régimen bolivariano actual  ya que ellos están claros  que viene no es “juego de carritos”,  que lo que viene es una tormenta, un remolino, un huracán revolucionario cuyo objetivo es acabar de una vez por todas las injusticias, desigualdades, exclusión social, burocracia, corrupción.

Y, recordando aquel 13 de abril del 2002, en las cuales el pueblo salió a las calles a luchar contra la tiranía de derecha, el intervencionismo de los E.U., la intromisión de la UE y los países títeres, los vasallos del imperio, contra las fuerzas de derecha infiltradas en las instituciones públicas, en los cuerpos de seguridad, en las instituciones militares, nos queda evocar ese espíritu combativo con el que se logró restituir la democracia socialista y a nuestro presidente a la presidencia.

 O Maduro “pare, pone, deja el nido o deja la culequera” es decir, “tiene que ponerse los pantalones y  lanzar duro y curvero”, o simplemente, entrega el guante y la pelota. No hay otra.

Hasta la victoria siembre. Venceremos

La lucha sigue siendo larga. Consolidemos nuestros logros

carrodcas@gmail.com

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