Por Carlos M.
Rodríguez C
Salir a la calle, visitar
las comunidades, montarse en un medio de transporte (si se tiene efectivo, se
consigue alguno y hay espacio), visitar a un familiar, viajar, ir a un banco, entidad
pública, abasto, mercado popular, supermercado, escuela, farmacia, acudir a un
sitio de asistencia médica o hacer algún trámite personal en una institución
pública o privada, transitar las vías de comunicación, tratar de comprar gas,
gasolina, carne, pollo, azúcar, papel higiénico, hortalizas, verduras o
cualquier mercancía, sea alimentos, vestidos, medicinas, zapatos se ha
convertido en una verdadera odisea, un suplicio, un escenario dantesco en el cual intervienen
como invitados el pueblo de a pie, bachaqueros, funcionarios de seguridad, mercaderes, delincuentes,
supervisores del estado, taxistas, mototaxistas, es decir, Raimundo y todo el
mundo.
Este escenario, propio de un
país en crisis, ocasionado entre otros factores la guerra económica, la corrupción, la ineficacia de los
funcionarios públicos, el sabotaje y pare de contar, constituye el caldo de
cultivo para que ocurran tres situaciones,
por una parte, un estallido social de dimensiones imprevistas que
culmine en una dictadura de corte fascista
que con la tesis del Gendarme Necesario imponga una dictadura represiva
y criminal, cosa a que están jugando muchas personas, organizaciones políticas
e instituciones privadas; segundo, una
invasión o intervención militar que, esgrimiendo la tesis de la hambruna
planteen una solución tipo África o Irak, ocupen al país argumentando una solución
a la problemática social tesis usada tanto por los países imperialistas como
sus peones nacionales; y el otro quizás el más optimista de todos, un proceso
revolucionario, que retrotrayendo a los orígenes y raíces del movimiento
bolivariano, se enfrente a las estructuras del estado, a los grupos hegemónicos
del poder económico, a las cofradías de poder corrupto anquilosadas en las
estructuras del gobierno, a los traidores, a los demagogos y renazca el
espíritu libertario, justiciero de finales de los años 60, 70 y finales de los 90
con el Comandante Chávez.
Si analizamos la
situación política con detenimiento identificaremos tres elementos
fundamentales para concluir que la última de las alternativas es la más viable,
es la que está por venir y explicaremos porque: La alternativa electoral que
plantea un sector de la oposición con Henry Falcón como candidato a la
Presidencia no ha calado en el pueblo, primero porque el candidato ha dado
muestras de no ser un gerente
identificado con el pueblo tal como lo demostró en Lara, segundo porque se
identifica con los grupos de poder económico los cuales, lejos de ser una solución
a los problemas económicos del país han sido los que siempre han sacado la mejor parte de los
negocios del país con las transnacionales ya que ellos siempre han sido los
intermediarios entre el gobierno y los grupos económicos internacionales; y
tercero, porque Henry Falcón, además de demagogo su conducta ha sido de
traidor, oportunista, vividor y el pueblo lo tiene claro.
La tesis abstencionista no
tiene asidero ya que, si bien es cierto la abstención va a superar los procesos
electorales que han ocurrido en el país desde 1998 hasta nuestros días, no es
porque los llamados han calado en el pueblo como respuesta positiva a los
grupos que la propugnan, sino porque hay realmente un sentimiento de decepción,
desencanto, arrepentimiento, no tan solo con el gobierno nacional, sino el
comportamiento de la oposición con sus falsas promesas, comportamiento errático
y la traición a sus seguidores.
Y si bien es cierto que la
propuesta de Maduro resultará triunfadora, los resultados electorales lo
obligará a dar un golpe de timón por dos simples razones: la primera, la
oposición cantará fraude, no reconocerá los resultados y llamará a la violencia
y a la intervención militar; la segunda,
los que apoyaron a su candidatura no seguirán conformándose con los bonos ni
las soluciones inmediatistas, sino que reclamarán atención profunda a sus
problemas y con ello la puesta en marcha de un plan de reactivación de la
economía que incluya fuentes de empleo, baja de
la inflación, aparición de las medicinas, alimentos, repuestos automotrices,
así mismo exigirán un freno a la corrupción, incompetencia de los funcionarios
públicos, incapacidad, burocracia.
Ante este ambiente al
Presidente Maduro no le queda otra cosa que asumir una postura radical y tomar
medidas ajustadas a las aspiraciones y solicitudes de sus seguidores.
Es necesario decir, que ante
la desesperante situación que el pueblo atraviesa, las comunidades están
organizándose, están enfrentándose a la burocracia, a las mafias que les impide
el acceso al gas doméstico, a las soluciones alimentarias de los CLAP, contra
el acaparamiento, por la atención médica. Estas tímidas acciones que han
chocado con los burócratas, con los cuerpos de seguridad, son las que avizoran un horizonte de luchas,
enfrentamiento, contradicciones, es decir, un nuevo proceso genuinamente
revolucionario, profundamente popular, incluyente y aunque presagia nuevos
aires en la lucha por la justicia social, también constituyen el ingrediente
que profundizarán las acciones de la derecha para intervenir, derrocar el régimen bolivariano actual ya que ellos están claros que viene no es “juego de carritos”, que lo que viene es una tormenta, un remolino,
un huracán revolucionario cuyo objetivo es acabar de una vez por todas las
injusticias, desigualdades, exclusión social, burocracia, corrupción.
Y, recordando aquel 13 de
abril del 2002, en las cuales el pueblo salió a las calles a luchar contra la
tiranía de derecha, el intervencionismo de los E.U., la intromisión de la UE y
los países títeres, los vasallos del imperio, contra las fuerzas de derecha
infiltradas en las instituciones públicas, en los cuerpos de seguridad, en las
instituciones militares, nos queda evocar ese espíritu combativo con el que se
logró restituir la democracia socialista y a nuestro presidente a la
presidencia.
O Maduro “pare, pone, deja el nido o deja la
culequera” es decir, “tiene que ponerse los pantalones y lanzar duro y curvero”, o simplemente,
entrega el guante y la pelota. No hay otra.
Hasta la victoria siembre.
Venceremos
La lucha sigue siendo larga.
Consolidemos nuestros logros
carrodcas@gmail.com
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