Por Carlos Fonseca Terán
En los recientes acontecimientos en Nicaragua, hay algunas cosas absurdas o
simplemente falsas que sin embargo, se han proyectado como verdades
absolutas en medios de comunicación y redes sociales. Se ha pretendido
proyectar una imagen de las protestas como si éstas hubieran sido contra
reformas neoliberales, lo cual significa que ahora la empresa privada y la
derecha nicaragüense están en contra del neoliberalismo, que fue introducido
en el país precisamente por ellos, cuando el sandinismo estaba en la
oposición. Y luego está el tema más sensible, con el que se ha manipulado
inescrupulosamente la opinión pública, y es el de las muertes ocurridas en
estos días convulsos recién pasados.
Para manipular la sensibilidad de los nicaragüenses, se quiere vender la
falsa idea de que en Nicaragua hubo una masacre estudiantil, o sea la
malintencionada imagen de una manifestación pacífica acribillada a balazos
por unas fuerzas armadas genocidas, con decenas de muertos como resultado.
Nada que ver con lo realmente sucedido.
Ya han sido ampliamente desenmascarados los videos trucados en los que se
distorsionan o se falsifican descaradamente los hechos; nada inocentes, como
nada casual fue la simultaneidad de las acciones violentas en diferentes
ciudades del país. Como siempre, las redes sociales son utilizadas para
fabricar la post-verdad, o sea una mentira que a través de la manipulación
se convierte en verdad al ser presentada como evidencia y repetirse no cien
veces en un mes, como ocurría cuando Goebbels, el ideólogo en jefe de la
propaganda nazi, acuñó su famosa frase (una mentira repetida cien veces se
convierte en verdad), sino multiplicada cientos de miles de veces en un
segundo, usándose para ello la tecnología del siglo XXI, que hace de la
ubicuidad parte de nuestra vida cotidiana.
Hay videos reveladores, como aquel en el que aparece con un grupo de
estudiantes, un muchacho bien relajado y medio sonriente evidentemente,
sin madera de actor diciendo que la policía los está matando a todos, pero
no se escuchan detonaciones ni se ve a un solo policía en los alrededores, y
como este, decenas de videos alarmistas y falseadores de la realidad, pero
que en momentos de histeria colectiva generan el efecto deseado. Varios de
los videos tomados por espectadores, del incendio del CUUN en León (local
asociado al estudiantado sandinista) y del vil asesinato del periodista
Ángel Eduardo Gahona (corresponsal del Canal 6, órgano oficial del
gobierno), son claros en cuanto a que la autoría de tales actos abominables
estuvo a cargo de grupos e individuos de la derecha, especialmente
preparados para tales fines.
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Un rumor interesadamente propagado es el de que el FSLN dirigió los
incendios a sus propios locales y los saqueos, lo cual es un evidente
absurdo, pero que en situaciones límite como la vivida, adquieren sentido
por obra y gracia del estado emocional de las personas y la manipulación de
ello por los grupos interesados en generar determinada percepción de los
hechos. Ahora mismo, hace unos momentos, la Policía impidió el paso a un
grupo de manifestantes que amenazaban con derribar el monumento de Hugo
Chávez, pero no había un solo golpeado ni enfrentamiento alguno, a pesar de
las provocaciones de los manifestantes, y sin embargo, 100% Noticias (el
canal agitador y sembrador del odio) ya estaba poniendo un cintillo que
decía: Fuerte represión policial en marcha de autoconvocados.
La generalización de la violencia desatada en los momentos más álgidos de
los recientes sucesos no fue creada por el sandinismo o por el gobierno, o
por la Policía, sino por grupos opositores que aprovecharon el estado de
tensión existente para desencadenar el caos y la desestabilización del país.
Los muertos en estos días fueron producto de una gran cantidad de
enfrentamientos en todo el país, entre manifestantes de un lado y otro. A
ambos lados hubo armas de todo tipo. También hubo quienes de manera
criminal, escudándose en los grupos más violentos que protestaban, atacaron
con armas de fuego a la Policía, exponiendo la vida de los manifestantes.
Hubo hasta pleito entre pandillas rivales que salieron a hacer de las suyas
aprovechando la situación creada. También hubo enfrentamientos con armas de
fuego entre la Policía y las pandillas en el marco de tales circunstancias.
En una situación así es imposible que todos los muertos sean de un solo
bando, aunque en general, los incendios y saqueos fueron evidentemente, obra
de los manifestantes y algunos grupos de malhechores que los apoyaron por el
desafío a la autoridad que esto representa, y en todos los casos alentados
por los sectores más radicales e irresponsables de la oposición.
Hay que esperar las investigaciones que darán la cifra real de fallecidos en
el marco de los hechos acontecidos durante los días en que reinó el caos;
investigaciones que también deberán arrojar información sobre las causas de
sus muertes. La Fiscalía anunció que procederá a hacer las acusaciones que
corresponda conforme a los resultados de la investigación; la Asamblea
Nacional está formando una Comisión de la Verdad; y el Comandante Daniel
Ortega propuso que el tema de las investigaciones para dar con los
responsables de las muertes sea incluido en el Diálogo Nacional, para que
quienes no estén conformes con las investigaciones de la Fiscalía y la
Comisión de la Verdad hagan sus propias propuestas.
Se estaba hablando de 25 muertos aproximadamente, y en cuestión de minutos
la cifra pasó a más de 60 por obra y magia del CENIDH, cuya eterna
Presidenta, la ex sandinista Vilma Núñez, dijo que entre las víctimas
mortales de la violencia había 18 estudiantes. Acto seguido Miguel Mora, que
según sabemos ahora es el futuro Presidente de Nicaragua, ya contaba 100
muertos. Aún no se sabe cuándo se tendrá la cifra real de fallecidos en los
hechos violentos, ni cuántos eran anti reforma del INSS o anti gobierno, y
cuántos fallecieron en defensa del gobierno y del proceso de cambios y
mejoría que éste representa, como es el caso de los fallecidos que eran de
la Juventud Sandinista, los dirigentes estudiantiles y militantes
sandinistas que fueron calcinados por las llamas de la furia genocida de los
enemigos de la paz, así como el joven periodista de Canal 6.
Llama la atención que las fotos y nombres de los fallecidos, que han servido
de bandera a los sectores más confrontativos de la derecha para azuzar la
violencia, no pasan de veinte y no todos son estudiantes, incluyendo en esa
lista a personas fallecidas en defensa del gobierno, que cínicamente son
asumidas por el activismo de la derecha como si fueran de su bando, estando
entre los muertos asumidos como propios por la oposición, a los policías
caídos en el cumplimiento de su deber. Se han conocido casos de muertos,
heridos y desaparecidos virtuales, o sea que después han aparecido vivos y
sanos, y en algunos casos ni siquiera eran parte de las protestas. También
es curioso que la mayor parte de los muertos haya sido contabilizada sin
nombres cuando ya había vuelto la calma. Se dice que eran heridos
fallecidos posteriormente en hospitales, pero esto es igual de extraño, ya
que así como es imposible más muertos que heridos en un enfrentamiento, y
por tanto que la mayor parte de heridos muera, también lo es que la mayor
parte de las muertes hayan sido de heridos llevados vivos a los hospitales,
pero sólo así se podría explicar el aumento a más del doble de muertos
después de finalizados los actos violentos.
En una era en que cualquier persona puede transmitir públicamente en vivo
cualquier cosa que esté presenciando, o publicar fotos, y habiendo estado
muy activa esta actividad entre los opositores al gobierno sandinista, es
revelador que no exista una sola imagen ni un solo video donde se muestre a
policías matando gente en las protestas. Se ha hecho sintomático en el modus
operandi de la derecha opositora desde los hechos violentos que ya
conocemos, la notoria presencia de gente adinerada en ciertos sitios, como
la rotonda Jean Paul Genie, y que al retirarse ellos aparecen grupos de
pandilleros sembrando el terror y derribando árboles de la vida. Hay
testimonios grabados y que circulan en las redes, de personas que vieron
grupos de delincuentes con armas de fuego, disparando contra los estudiantes
que protestaban en la UPOLI, y luego enfrentándose a la Policía, al llegar
ésta en auxilio de los agredidos.
Definitivamente, algo no encaja. Ya se tienen las primeras informaciones
acerca de que los politiqueros malintencionados, con el objetivo de mantener
la zozobra, alimentar el odio y boicotear el diálogo, están incluyendo entre
los fallecidos en las protestas a personas que murieron por situaciones
totalmente ajenas a los acontecimientos violentos que ocurrieron en el marco
de la crisis creada por los sembradores del odio. Posiblemente haya
efectivamente, policías responsables de uso indebido de la fuerza que hayan
ocasionado muertes, y si es así con toda seguridad serán castigados, pero
también con toda seguridad serían casos excepcionales, ya que la Policía
Nacional de Nicaragua no tiene la represión como eje de acción, sino la
prevención del delito mediante la participación activa de la institución en
las diversas expresiones organizadas de la comunidad, lo que hace de ella
una Policía modelo en el continente y a lo cual se debe en gran medida el
milagro de los altos niveles de seguridad ciudadana de los que disfruta
nuestro país y seguirá disfrutando si se logra el triunfo en la batalla por
la paz que hoy libramos los nicaragüenses que donde hay odio, sembramos
amor.
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