Por: Roberto Hernández Montoya
La intolerancia es necia. O sea, es humana, porque no conozco animales necios. Pero humanos, ¡uf! La lucha de clases nos instiga a discernir quién es más y quién menos, según criterios que van desde manejar una cucharilla a cómo pronunciar la L y la R.
Hay guerras por esas cosas. En Lilliput, ponle, cascan el huevo sancochado por la punta y en Blefuscu por el medio. Por eso están en una guerra interminable. Aquí queman por la canallada de «parecer chavista» —que no sé qué es pero es grave, tanto como para pegarnos candela. Un quemado clamaba por ver a su hija y no pudo. Pero no importa porque tenía piel oscura.
En lingüística hay una quisicosa llamada rasgo distintivo, que se explica facilito haciendo notar que las siguientes palabras se diferencian por rasgos distintivos patentes: Tobo, toco, todo, Togo, tomo, tono, topo, toro… En el resto de la vida social hallamos rasgos distintivos análogos, como en tus maneras de mesa, tu vestimenta, tus gustos musicales, tu tumbao al caminar, tus preferencias sexuales… Es crucial en enamorar o no, conseguir un empleo, llevarte bien en el trabajo. La gente te cae bien o mal según el largo de su falda, el color de sus uñas, el nudo de su corbata, el alto de su tacón.
Si una persona confunde la L con la R en Venezuela es aceptada o rechazada porque implica clase social popular. En Puelto Rico no impolta porque lo hacen todas las clases sociales. En cambio ajpirar laj esej en Venezuela no significa nada porque lo hacemoj todoj sin importar clase. En regiones de Colombia es al revés: Je aspiran las eses al comienzo de algunas jílabas. Eso no impide que entendamos y acojamos a más de cinco millones de compatriotas de Colombia que vinieron a refugiarse en Venezuela de las varias guerras que hay allende el Puente Simón Bolívar.
Imagino cómo nos ve la oligarquía, con nuestro modo de coger la paleta para revolver el caldero de chicharrón sin levantar los meñiques, la ropa ajada, mal combinada, fuera de moda, de telas sintéticas, el nudo de la corbata sin el pliegue de ley. Imagino su llameante indignación porque alguien de nuestra clase ocupa la Presidencia de la República y no sabe diferenciar copas de agua de copas de vino, lo que enardece a quemar gente viva en Odessa, Caracas, Managua…
@rhm1947
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