lunes, 13 de mayo de 2019

LA RENOVACIÓN DE LETRAS

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MISIÓN VERDAD
Por ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA
Cumple 50 años en estos días. Parece que nadie quiere recordarla. Es una lástima porque fue un hecho filosófico, ético, literario, académico y político de una magnitud innumerable y por tanto de difícil evaluación, incluso para sus participantes.
El peor error es la mediocridad y aquel acontecimiento fue estrictamente lo contrario de la medianía porque hubo riesgo, hubo audacia, hubo lucidez, hubo belleza, hubo hedonismo, hubo valentía, hubo poesía, hubo música, hubo danza, hubo erotismo, hubo drama. El Manifiesto del 12 de mayo de 1969 dirigido al profesorado terminaba con estas palabras: «Pero nos hemos escapado. Ustedes no comprenden nada». Hubo quienes sí lo comprendieron, pero pocos y han muerto.
El allanamiento de la Universidad Central de Venezuela por su profesor Rafael Caldera —entonces Presidente de Venezuela— marcó el principio de la involución y el inicio de sabores literarios bastante más rutinarios.
¿Cómo se pasa de aquella bella lucidez a la insipidez y a la acritud, también llamada fatiga del metal, ese ‘estado en que se encuentra un cuerpo metálico que ha perdido su ductilidad y maleabilidad’ (DRAE)? ¿Qué recuerdan de aquella claridad, cómo la recuerdan, la recuerdan? Me sobran razones para pensar que no. En todo caso ¿para qué la recuerdan si no hacen nada con esa memoria? Y en todo caso no he visto que nadie la mencione en este 50º aniversario. Es más, a estas alturas del artículo comienzo a dudar de que nada de eso haya sucedido. A lo mejor fue que me volví loco. Lo primero que pasa a quien pierde la razón es que no sabe que la perdió. Es más, creo que me volví loco desde aquella época y no me he curado. Afortunadamente.
Noam Chomsky dice que se puede contar con los estudiantes, pero por un tiempito.
En la película "Nos habíamos amado tanto" (C’eravamo tanto amati), de Ettore Scola, Vittorio Gassman hace el papel del partisano más heroico del bello grupo de amigos, y fue el que se vendió después de terminada la guerra contra el fascismo. He visto hasta el hastío ese comportamiento. Y todavía no me explico cómo hay gente que tiene pulmones para naufragar tan hondo.
Me duele tener que recordar la deslumbrante Renovación de Letras con estas palabras tan terminales.

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