Escrito
por Noticias 4F
En fecha febrero 16, 2016
El 17 de
febrero de 1985, los medios de comunicación informaban sobre la muerte
repentina del cantor del pueblo Alí Primera, quien la noche anterior había
perdido la vida en un accidente de tránsito en la autopista Valle-Coche, cuando
se trasladaba a casa luego de terminar una sesión de grabación.
Alí preparaba entonces su álbum número 16, el único
que tiempo después fuera promocionado en la televisión venezolana, misma que en
diferentes ocasiones lo censuró por hacer de su canto un instrumento para
luchar por la libertad del pueblo.
Alí, cuyo nombre de pila era Ely Rafael Primera
Rossell, murió a los 43 años, después de haber sembrado su música en las luchas
políticas en Venezuela, siempre en favor del pueblo humilde que padeció los
efectos de la pobreza, la desigualdad y la exclusión durante la cuarta
República.
Nació el 31 de octubre de 1941, en la ciudad de
Coro, estado Falcón. Aunque se formó como ingeniero petrolero en Rumanía,
regresó a Venezuela en 1973 convencido de que no dedicaría su trabajo a
alimentar la pretensión de empresas transnacionales. Regresaría entonces con su
primera producción discográfica en manos: Gente de mi tierra, grabada en
Alemania.
Más tarde, y a través de su propio sello
discográfico llamado Cimarrón, logró grabar y promocionar su trabajo musical,
ganando popularidad entre el pueblo y convirtiéndose en uno de los cantantes
más importantes de Venezuela y de la región, que se sentía identificada con su
canto por la libertad, y que vivía décadas de tortura y sometimiento.
La obra de Primera se representa en una de sus
canciones más emblemáticas titulada Canción mansa para un pueblo bravo, que
sería lanzada por el artista en el año 1978 y grabada en colaboración con el
también músico Alí Aguero. El tema fue bien recibido por la crítica, que la
consideró como uno de sus trabajos más elaborados.
“A veces pienso que todo el pueblo / es un muchacho
que va corriendo / tras la esperanza que se le va / la sangre joven y al sueño
viejo / pero dejando de ser pendejo / esa esperanza será verdad”, cantaba Alí
en esta canción.
Su voz ha sido inmortalizada por el pueblo
venezolano y en especial por el Gobierno Bolivariano, que siempre lo ha
recordado como uno de los luchadores más destacados del proceso revolucionario.
Su obra fue declarada como Patrimonio Cultural de Caracas, en el año 2015.
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