domingo, 28 de febrero de 2016

Inspiraciones

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¿Qué inspiraba Chávez y qué inspira la oposición?

Hugo Chávez batallaba con agua limpia, como en aquel cierre de campaña bajo el Cordonazo de San Francisco, sumergidos todos en comunión en el elemento puro y purificador del agua bendita caída nada menos que del cielo, agua sagrada en cuanta religión hay, conexión que conmovió hasta a los que ejercemos el derecho a no profesar religiones. Sumergidos todos en el mismo líquido fuimos uno con él, quien agonizaba en público con una enfermedad terminal. El agua fue bálsamo, bendita, clara, transparente, cristalina, fresca, el exacto contrario del cáncer. Todo eso y más inspiraba Chávez y por eso aún lo llevamos por dentro.

E inspira lealtad para quienes recibieron el cometido de mantener su legado porque no hay otro horizonte de este lado de la talanquera. Es esa inspiración la que nos conduce por la misma ruta ética, política, social, doctrinaria, patriótica. No se trata solo de una brújula administrativa sino de algo que nos viene desde más hondo. Porque este acicate no es una zona de confort sino un calor trascendente.
¿Qué inspira la oposición? No quiero embadurnar estas palabras con la alusión a cosas demasiado visibles como para ofender tu inteligencia enumerándolas. Por eso me limitaré solo a un señalamiento más que alarmante: la Ley de Amnistía, el esperpento político y jurídico más asombroso que mis cansados ojos han contemplado. No digo más. Ahí está el proyecto, que habla por sí solo de quienes lo proponen, defienden y aprueban con una vehemencia escalofriante. Con eso debiera bastar, a menos que sufras de una inspiración que no califico por respeto.

Esa otra inspiración nos conduce a una cadena de desatinos. Nos hace delinquir cuando por una medicina urgente, en estado de necesidad, de vida o muerte, tenemos que recurrir a ilícitos, por un pariente agonizante, ponle. Y no es verdad que es porque el gobierno ha negado divisas sino que esas divisas fueron bachaqueadas igual que los productos que no se importaron o se desviaron hacia destinos extraviados. Una cosa lleva a la otra, como dicen de la incontinencia. El bachaqueo y el encarecimiento soliviantado del dólar van empujándonos al desánimo y a la precarización de la ética.

¿Es esa la inspiración que queremos?

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