Jorge Giordani
Los que hoy ocupan la mayoría en la
Asamblea Nacional son los mismos o peores de aquellos quienes por
cuarenta años dominaron el país de la Cuarta República, la del Pacto de
Punto Fijo, la de los líderes y las élites de Acción Democrática y
COPEI, la del ¨dispare primero y averigue después¨, la de quienes
ordenaron la ocupación militar de nuestra ¨Casa que vence las sombras¨,
la Universidad Central de Venezuela.
Son acaso ellos los responsables directos o históricos de los miles de
desaparecidos que aún no sabemos donde los torturaron y los asesinaron.
Son los que hoy pretenden devolver a la oligarquía venezolana lo que el
pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana, junto al Comandante Chávez les
entregó, su dignidad, la esperanza de un mundo mejor.
No podemos menos que preservar el legado que dejaron los Libertadores de la Patria Grande, por la cual soñaron tantos luchadores desde antes y después de la derrota del Imperio Español en tierra libre, quienes con su sacrificio por la independencia, libertad y la soberanía, junto a quienes hoy en día continúan los caminos por los cuales se ha seguido confrontando al imperio norteamericano, con sus secuelas en América Latina, el Caribe y el mundo entero habiéndose constituido dicho imperio, en la mayor Nación Estado agresora de los pueblos del mundo.
Son algunos de estos representantes actuales de la mayoría de la Asamblea Nacional, los que hoy pretenden lavarse la cara del Golpe de Estado de abril del 2002, del Sabotaje Petrolero de finales de ese año y principios del año 2003, o los que organizaron las guarimbas de estos años, de ser los representantes de intereses foráneos, al unísono de constituirse en procónsules en la Tierra de Simón Bolívar.
Qué moral tienen estos descendientes de aquellos que pulverizaron la riqueza nacional para beneficios de unos pocos, los que siguieron a los líderes primogénitos de esas organizaciones políticas que dominaron a su antojo los cuarenta años desde 1958 a 1998, los que masacraron al pueblo venezolano ante la rebelión popular de febrero de 1989, o quienes no pudieron mantener sus privilegios después de las rebeliones patriotas de miembros de la Fuerza Armada venezolana en febrero y noviembre del año 1992.
Son estos mismos quienes ahora desde esta posición el 6 de diciembre de 2015, pretenden amedrentar y amenazar al pueblo venezolano ante la ofensiva del imperio norteamericano y la de sus acólitos en el resto del mundo, con la arremetida de las fuerzas conservadoras que han mostrado a suficiencia sus propósitos de supuesta enmienda democrática, cuando en diciembre de 1999 votaron en contra de la Constitución que hoy pretenden aplicar para acabar con el proceso revolucionario en marcha y el legado del Comandante Hugo Chávez, cuando como primera medida simbólica retiraron sus retratos del hemiciclo junto a los del Libertador Simón Bolívar.
Son ellos los que pretenden dar lecciones de dignidad nacional, con su máscara detrás de la faz del fascismo que es realmente lo que desean imponer en Venezuela.
No podemos menos que preservar el legado que dejaron los Libertadores de la Patria Grande, por la cual soñaron tantos luchadores desde antes y después de la derrota del Imperio Español en tierra libre, quienes con su sacrificio por la independencia, libertad y la soberanía, junto a quienes hoy en día continúan los caminos por los cuales se ha seguido confrontando al imperio norteamericano, con sus secuelas en América Latina, el Caribe y el mundo entero habiéndose constituido dicho imperio, en la mayor Nación Estado agresora de los pueblos del mundo.
Son algunos de estos representantes actuales de la mayoría de la Asamblea Nacional, los que hoy pretenden lavarse la cara del Golpe de Estado de abril del 2002, del Sabotaje Petrolero de finales de ese año y principios del año 2003, o los que organizaron las guarimbas de estos años, de ser los representantes de intereses foráneos, al unísono de constituirse en procónsules en la Tierra de Simón Bolívar.
Qué moral tienen estos descendientes de aquellos que pulverizaron la riqueza nacional para beneficios de unos pocos, los que siguieron a los líderes primogénitos de esas organizaciones políticas que dominaron a su antojo los cuarenta años desde 1958 a 1998, los que masacraron al pueblo venezolano ante la rebelión popular de febrero de 1989, o quienes no pudieron mantener sus privilegios después de las rebeliones patriotas de miembros de la Fuerza Armada venezolana en febrero y noviembre del año 1992.
Son estos mismos quienes ahora desde esta posición el 6 de diciembre de 2015, pretenden amedrentar y amenazar al pueblo venezolano ante la ofensiva del imperio norteamericano y la de sus acólitos en el resto del mundo, con la arremetida de las fuerzas conservadoras que han mostrado a suficiencia sus propósitos de supuesta enmienda democrática, cuando en diciembre de 1999 votaron en contra de la Constitución que hoy pretenden aplicar para acabar con el proceso revolucionario en marcha y el legado del Comandante Hugo Chávez, cuando como primera medida simbólica retiraron sus retratos del hemiciclo junto a los del Libertador Simón Bolívar.
Son ellos los que pretenden dar lecciones de dignidad nacional, con su máscara detrás de la faz del fascismo que es realmente lo que desean imponer en Venezuela.
Si son los mismos que dominaron al país desde 1958, o son peores aún,
van a encontrar al pueblo de frente defendiendo los logros alcanzados,
durante estos lustros del gobierno bolivariano a partir de febrero de
1999.
De parte nuestra, seremos consecuentes con las luchas emprendidas, primero contra la dictadura militar de Pérez Jiménez, y luego durante los cuarenta años de la democracia representativa a la que pretenden volver, a las medidas neoliberales, a la concentración de la riqueza en pocas manos, como orientaciones que provienen del mundo financiero internacional junto a sus aliados internos de la oligarquía criolla.
Y así como los combatimos durante más de medio siglo a ellos, los seguiremos combatiendo por muchos años más, por la dignidad de este pueblo, por la lucha a favor del socialismo como promesa de justicia y libertad para Venezuela, para Latinoamérica y el Caribe, y para el resto de los pueblos del mundo que luchan por un sistema más justo defensor de los derechos de los más humildes, de los trabajadores que viven de su esfuerzo, de las mujeres y hombres que un día dijeron basta al fascismo, a la dominación y a la explotación de sus semejantes.
Igualmente es importante señalar en esta coyuntura, que asumiendo de manera firme e irrenunciable nuestra posición crítica por la depuración, el perfeccionamiento y fortalecimiento del proceso revolucionario, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia nos prestaremos a ninguna componenda, maniobra, atajo, alianzas indirectas o en la sombra contra el actual gobierno legítimo y el desarrollo del proceso de transformación política y social en el marco de la legalidad democrática de derecho y de justicia que establece la Constitución Bolivariana.
De parte nuestra, seremos consecuentes con las luchas emprendidas, primero contra la dictadura militar de Pérez Jiménez, y luego durante los cuarenta años de la democracia representativa a la que pretenden volver, a las medidas neoliberales, a la concentración de la riqueza en pocas manos, como orientaciones que provienen del mundo financiero internacional junto a sus aliados internos de la oligarquía criolla.
Y así como los combatimos durante más de medio siglo a ellos, los seguiremos combatiendo por muchos años más, por la dignidad de este pueblo, por la lucha a favor del socialismo como promesa de justicia y libertad para Venezuela, para Latinoamérica y el Caribe, y para el resto de los pueblos del mundo que luchan por un sistema más justo defensor de los derechos de los más humildes, de los trabajadores que viven de su esfuerzo, de las mujeres y hombres que un día dijeron basta al fascismo, a la dominación y a la explotación de sus semejantes.
Igualmente es importante señalar en esta coyuntura, que asumiendo de manera firme e irrenunciable nuestra posición crítica por la depuración, el perfeccionamiento y fortalecimiento del proceso revolucionario, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia nos prestaremos a ninguna componenda, maniobra, atajo, alianzas indirectas o en la sombra contra el actual gobierno legítimo y el desarrollo del proceso de transformación política y social en el marco de la legalidad democrática de derecho y de justicia que establece la Constitución Bolivariana.
En esa lucha nos encontrarán siempre y de manera permanente al lado del
pueblo de Simón Bolívar, de Antonio José de Sucre, de Rafael Urdaneta,
de Francisco de Miranda, de Ezequiel Zamora, de Simón Rodríguez, y
tantos otros, junto a su actual Fuerza Armada Bolivariana, en una
conjunción por nuestros sueños y de quienes vendrán detrás de nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario