sábado, 3 de junio de 2017


Nuevas voces latinoamericanas comienzan a pedir públicamente la salida del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, que es respaldado e impulsado por Estados Unidos.
Al bloque de la Alianza Bolivariana (Alba), que comparten Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y un conjunto de países caribeños, se han sumado otros gobiernos para repudiar el accionar de Almagro en el organismo.
Mientras la OEA prepara la próxima Asamblea General en Cancún, que se llevará a cabo del 19 al 21 de junio, la figura de su Secretario General se encuentra cada vez más desprestigiada. Incluso algunas cancillerías que encabezan la ofensiva contra Venezuela ven necesario un cambio de conducción, debido a la manera en que el diplomático uruguayo ha llevado adelante las reuniones sobre ese país.
El último gobierno en pronunciarse al respecto fue el de Trinidad y Tobago. Su primer ministro, Keith Rowley, objetó decididamente el comportamiento de Almagro por “promover la intervención en los asuntos internos” de Venezuela y tener una posición fuertemente parcializada. También condenó que se pronuncie “de forma muy despectiva” sobre la gestión del presidente Nicolás Maduro.
Rowley dio estas declaraciones al regresar de su visita oficial a Chile. Afirmó que el comportamiento del Secretario General comprometió la integridad de la OEA, que “no puede jugar ahora ningún rol significativo al abordar la dificultad de Venezuela”.
El primer ministro de Trinidad y Tobago comentó a la prensa que dejó clara esta posición ante el gobierno chileno. “A esta altura, el liderazgo de la OEA necesita ser cambiado para que la institución pueda recuperar el potencial de ser un intermediario honesto, y pueda intervenir y proveer un camino para la paz y el progreso en situaciones como la que existe ahora en Venezuela”, declaró.

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