Por: Hermo Rosales
Por ahí, en esta misma página, leo que un columnista con un apellido no muy criollo que digamos, advierte que si algo le pasa, (me imagino que quiere decir si lo mandan al otro mundo), el culpable será nada menos que el Presidente Nicolás Maduro. Esto por que él, ha sido durante casi toda su vida un perseguido por la CIA y debido a esa experiencia sabe que ahora lo es por el gobierno "madurista". Yo pregunto: ¿será que Maduro no tiene más nada que hacer para ocuparse de perseguir a alguien que, honestamente lo que hace es escribir gamelotes que no representan ningún peligro para su gobierno? Aparte que en este país todo el mundo tiene plena libertad para escribir lo que se le ocurra, con la única salvedad que todo corre bajo su responsabilidad.
En Venezuela las persecuciones eran algo casi normal cuando Pérez Jiménez. Mi abuelo escondía en su finca a los adecos que la Seguridad Nacional andaba buscando, a pesar de no comulgar con ellos. Irónicamente cuando agarraron el poder los adecos persiguieron a algunos de sus hijos por "ñangaras" y no hubo ningún dirigente de la tolda blanca que metiera la mano por ellos.
A mi los adecos no me persiguieron, era un total desconocido para ellos, (digo yo), pero si lo hicieron los copeyanos, que me detuvieron en la DISIP de Cumaná acusado de colaborar con la guerrilla y guardarle armas en mi casa. Lo primero era cierto, pero lo otro no, algo sin fundamento por lo cual logré mi libertad luego que allanaron mi casa y no encontraron ni una "china" (gomera), pero me dieron la recomendación que abandonara la ciudad si no quería pasar a mejor vida. Por supuesto que seguí el consejo.
Con esta revolución muchos son los que se han ido del país. Salen tranquilamente por el aeropuerto de Maiquetía con los bolsillos y las maletas repletas para luego de estar instalados cómodamente en Miami u otro lugar del extranjero, declararse perseguidos políticos del reeeegimen y se comunican libremente con los familiares que dejan acá sin que nadie los perturbe. La diferencia es que cuando yo abandoné Cumaná llegue a la Guaira en cola y pelando bolas, para comunicarme con mi familia lo hacia por un teléfono publico y escondido.
Ahora como otros venezolanos, millones puedo decir, soy un perseguido de este régimen. Para ello Maduro inventó un bendito Carnet de la Patria, para saber donde vivo y si tengo casa propia, si necesito medicinas, si estoy pensionado, si recibo mi bolsa de CLAP entre otras cosas, para darme un bono navideño y otro de reyes. Con una persecución así vale la pena que a uno lo estén buscando.
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