domingo, 11 de febrero de 2018

Analista opositor admite que el Carnet de la Patria debilita el voto antichavista


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Misión Verdad
No se oculta ya desde los medios antichavistas que la oposición venezolana no puede sostener su apresto electoral, ya que disminuye las intenciones de voto en sus filas en contextos electorales. Y la principal razón de ello, según sus analistas, tiene mucho que ver con los aciertos políticos del Gobierno venezolano.
Es tan hondo el pozo del antichavismo que los mismos analistas de Prodavinci, que suelen mirar para el lado de las narrativas ya establecidas por las corporaciones mediáticas para justificarlas, ya no sólo cuestionan el proceder de la dirigencia opositora sino que ahora aceptan que el Gobierno venezolano implementa políticas públicas en protección de la población que tuercen, asimismo, las estadísticas electorales en detrimento de las aspiraciones de la oposición venezolana.
Veamos lo que publicó ese portal de Michael Penfold, tecnócrata profesor del IESA y miembro global del Wilson Center, un artículo que intenta responder algunas preguntas en torno a las venideras elecciones presidenciales y la mesa de diálogo en República Dominicana.
Sin embargo, lo realmente importante a recalcar no es el análisis en sí de Penfold, que no sobrepasa las variables que suelen manejar los analistas opositores de "colapso económico" y "dictadura", sino un detalle que brilla por luz propia hacia el final de texto. Ya que toma en cuenta que estas políticas funcionan no sólo para instrumentalizar los recursos públicos en beneficio de la población venezolana, sino que también cohesionan en torno a las perspectivas electorales.
Y comenta en específico "el condicionamiento social del voto a través del Carnet de la Patria (que) es cada vez más relevante. El condicionamiento social es tan potente que permite tres cosas elementales: cohesiona el voto oficialista, inhibe la movilización opositora e incluso en algunos casos logra convertir el voto opositor hacia el gobierno".
Para Penfold, "el asunto es tan importante que el 95 por ciento de los electores que se autodefinen como chavistas y poseen el carnet electrónico participan y votan por el gobierno. Entre aquellos votantes que se autodefinen como opositores y que dicen tener acceso al carnet electrónico, el 31 por ciento de las personas que salen efectivamente a votar, lo hacen por el chavismo(probablemente porque perciben que están siendo observados y coercionados)". Las negritas son de Misión Verdad.
A pesar de darle un matiz de "control social" a la iniciativa del Carnet de la Patria, muy a tono con la etiqueta de "dictadura", el académico argumenta que "es un instrumento de cohesión muy efectivo sobre la base chavista (aun entre quienes muestran descontento por la hiperinflación); y por si fuera poco también tiene la capacidad de voltear una parte significativa de la votación opositora".
Ese párrafo no sólo pone en evidencia la eficacia de la medida aplicada para efectuar ciertos trámites con relación a la protección de la población ante la difícil coyuntura económica impuesta, sino que lee allí una diferencia muy marcada con relación a las posibilidades electorales próximamente. Y la "cohesión" del chavismo de la que habla Penfold no tiene nada que ver con el Carnet de la Patria, que es un mecanismo ante la guerra económica, sino por factores políticos y culturales nunca aceptados por el antichavismo.
Si es cierto que, como escribe Penfold, 31% de las personas que usan el Carnet de la Patria y se definen antichavistas votan por las opciones del chavismo, sería de esa forma por variables como el siguiente dato que expresó el ministro de Comunicación e Información Jorge Rodríguez el día 5 de febrero en rueda de prensa: "Somos el único país del mundo que destina el 72% de su presupuesto a proyectos sociales en favor del pueblo".
No en balde Penfold analiza el contexto con relación a las medidas del chavismo de la siguiente manera: "De modo que cualquier candidato opositor que decida participar en unas elecciones adelantadas, para poder ganar, debe ser capaz de movilizar a toda la base social descontenta y también debe ser capaz de revertir el voto opositor que ha sido convertido por el gobierno a través del mecanismo del Carnet de la Patria". Entre líneas Penfold sugiere que el antichavismo ha contribuido en poco para mostrarse como un actor de resolución económica, toda vez que fueron ellos los impulsores de la agenda de sanciones financieras que hoy afectan a la población toda. 
Por ello, y tomando de eje el argumento de los mecanismos del chavismo tienen mejor efecto que el discurso y las vías propuestas por la oposición, Penfold no duda en afirmar que: "El chavismo en estos momentos pareciera estar mucho mejor cohesionado electoralmente que la oposición. La razón fundamental es que el Carnet de la Patria se ha convertido en el mejor sustituto del PSUV".
La alusión a esa "sustitución" se puede leer como un reproche al chavismo por haber impulsado el Carnet de la Patria, y así como otros analistas lo han hecho con respecto a los CLAP, que han resuelto parte de los percances de la población por la adquisición de alimentos a bajos costos con respecto a los establecimientos privados. El sistema de distribución de alimentos impulsado por el chavismo es una medida de guerra análoga a la del Carnet de la Patria. Esa es la variable que no toma en cuenta Penfold a la hora de analizar el por qué una parte del electorado antichavista tradicional prefiere hoy votar por el chavismo, según sus estimaciones.
A la larga todos los beneficios y las medidas de contención económica que el gobierno del presidente Nicolás Maduro traen consecuencias para la población venezolana en general y para el chavismo en particular (electoral), no por arrojar aprestos de demogagia y derroche en el marco del "costo social", como lo refiere cierto academicismo mediático, sino porque son necesarios en un contexto de alta presión económica y financiera alcanzado por medio de numerosos factores y actores que trabajan por un cambio de régimen en Venezuela.

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