Por Carlos M. Rodríguez C
Quizás uno de los personajes bíblicos
más repugnante lo constituye Judas el Iscariote porque personifica la traición,
acto despreciado por todos los seres humanos, al menos por los que todavía
tienen un poco de moral y respetan los cánones de la lealtad, amor por el prójimo
.
Pero no le han dado la importancia que
tiene Poncio Pilatos, aquel célebre Prefecto quien administró corruptamente la
Provincia de Judea, según algunas versiones, y cuya acción de “lavarse las
manos” se traduce con un acto de vileza con el que se pretende evadir
moralmente la responsabilidad de sus actos.
Así como el pecado original fue
cometido por “Adán al comerse la manzana ofrecida por Eva” y el género humano hereda
la “mácula” que señala la falta cometida con la desobediencia
y la soberbia, acto que no puede ser eludido y que tiene que ser castigo con la
expulsión del Edén, de la misma manera la traición de Judas y la vileza de
Pilatos, se han convertido en “marcas de nacimiento”, ya que señalan las
debilidades e injusticias de los actos
humanos y la “expiación” de los mismos a través de la “proyección” hacia los
demás..
Este próximo domingo no faltará la
quema de Judas en todas las ciudades venezolanas y cuyas figuras representarán
a figuras de la política, y en medio de esta guerra asimétrica, por supuesto la
quema de Maduro será el tema inducido, promocionado y difundido por los medios
de información masivos.
Participarán entre otros promotores
aquellos que abandonaron los caminos de la revolución, de las luchas populares,
actuando como Poncio Pilatos, es decir, los que, “lavándose las manos”, se
encargarán de entregar al Presidente como culpable del pecado del cual ellos
son pecadores. Es decir, expían sus culpas, su alevosía, entregando al, que
consideran culpable, a las huestes pecadoras, creyendo que con ello el pueblo
olvidará sus felonías de su vilezas.
De la misma manera encontraremos a los
representantes de la iglesia católica avalando, justificando y estimulando la
quema de la figura de Maduro, como reencuentro con su consciencia traicionera,
ya que ellos han ofendido a Dios al bendecir los actos criminales de las
guarimbas, también tendremos entre los invitado a los “puritanos de pacotilla”
que pecan al blasfemar y al desear el
mal al prójimo, desear la muerte de
aquellos que piensan distinto. Serán los Pilatos y los Iscariote del momento.
No faltarán aquellos que, emboscados
en la maraña boliburguesa, celebrarán la quema de Maduro a pesar de estar entre
sus huestes, tal como lo hizo Judas en su momento. A éstos les espera una
crucifixión histórica como les ha sucedido a las alimañas que viven en la
oscuridad y que al quedar sin protección acuden al tribunal de la inquisición
mundial para pedir protección, asilo y el perdón de sus pecados. Su quema simbólica
la llevan en su conciencia y jamás
podrán evadirla por más que lo intenten.
Otros apuntarán en la dirección
correcta. Quemarán figuras alusivas a los que han traicionado a los pueblos en
sus luchas contra la oligarquía, contra el entreguismo, a los traidores a la patria. Veremos la
inmolación simbólica de Mari Cori, Freddy Mariguanita, Henry Metralleta,
Luisita y una sarta de desleales. Y juzgarán sus actuaciones apegados a la ley
divina y a la ley de los justos.
En fin, próximo domingo de resurrección
presenciaremos un carnaval bufo, una fiesta de disfraces en la cual, cada quien
se coloca su careta de juez o jueza que
cree le queda a propósito e intenta lavar sus pecados, sus injurias, a través
de la condena de los que considera culpables.
No faltarán lo que, como de costumbre,
invadirán mi corre y con el lenguaje que les propio a gente de su ralea, me
insultarán, tratarán de vejarme y decirme del mal con que voy a morir, sin saber, por su ignorancia, que maldición de
burro no llega al cielo.
Hasta la victoria siempre. Venceremos
carrodcas@gmail.com
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