El
4 de julio de 1817, acorralado por los españoles en la laguna de Casacoima,
Bolívar con un grupo muy pequeño de oficiales ve como único medio de salvación
sumergirse en las aguas lodosas de la laguna. Allí, hundido en Casacoima, la
mente de Bolívar se afiebra y empieza el loco a elucubrar: «Dentro de pocos
días rendiremos a Angostura, y entonces... iremos a libertar a Nueva Granada, y
arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, constituiremos a Colombia.
Enarbolaremos después el pabellón tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a
completar nuestra obra de libertar a la América del Sur y asegurar su
independencia, llevando nuestros pendones victoriosos al Perú: el Perú será
libre».
Los
oficiales murmuran, entristecidos, creyendo que el Libertador se les ha vuelto
loco, «sin más vestido que una bata, soñando en el Perú». Lo cierto es que ese
loco de Casacoima poco después había tomado a Angostura, luego era Libertador
de Nueva Granada, más tarde vence en Carabobo, en 1822 Quito es libre y en 1824
le dio la independencia al Perú.
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