Por Carlos M. Rodríguez C
Pueblo, ese vocablo tan nombrado,
invocado, apreciado por unos, despreciado por otros, venerado a veces,
olvidado, desatendido, engañado, burlado, convocado, invitado.
El Pueblo…glorificado en el himno de
la República Bolivariana de Venezuela. Mancillado por la mayoría de los
gobiernos que ha tenido nuestro país. El
soberano, el elector. Recordado en cada proceso electoral, humillado por los
líderes, por los gobernantes de turno, por los alcaldes, concejales,
gobernadores, ministros, presidentes, funcionarios públicos, porteros,
empleados, secretarias, jefes civiles,
prefectos…
El “populacho”… vejado por los agentes
del orden público, efectivos de la GNB,
policía de tránsito, fiscales del SUNDAE, SAIME, Guardia del Pueblo, empleados
de CORPOELEC, CANTV, funcionarios de las alcaldías, Concejos Municipales,
colaboradores de los CLAP, empleados de los Ambulatorios, Hospitales, CDI, Gas
Comunal, PDVSA, empleados de los
supermercados, dueños y empleados de negocios
de chinos, árabes, portugueses, italianos, españoles…
La “plebe” desdeñada por los
pudientes, despreciada por los ricos, manipulada por los demagogos, timada por los politiqueros…
La “masa”…ofendida por la nobleza,
vilipendiada por los aristócratas, malmirada por los nuevos ricos, burlada por los falsos líderes, marginada por
los burócratas..
Los
“excluidos”…embaucados por los enchufados, taimados por los burócratas,
desencantados por los engañadores de oficio.
Ese pueblo, esa masa, esa plebe, ese
populacho, esos excluidos, que día a día se levantan de madrugada para tratar
de tomar algún transporte público a fin de ir a su trabajo, o a ver si pueden
conseguir y comprar ¼ Kg. de carne a precio regulado, de pollo, un kg. de azúcar,
de caraotas, que pueda comprar algún medicamento para el dolor de
cabeza, pasta de diente, jabón de baño…que pueda sacar la C.I., ser atendido en
algún centro de salud, adquirir una bombona pequeña de gas doméstico, que les llegue agua potable a
sus hogares..
Esa “turba” que cada día más asfixiada
por la guerra económica, por la inflación, el desabastecimiento, la corrupción,
la prepotencia de los funcionarios públicos, la negligencia de las instituciones
del estado, alcaldías, gobernaciones, por el gobierno nacional. Que cada día
sufre la ineptitud de los empleados públicos, la falta de transporte público, agua potable,
medicinas, alimentos, atención médica, está convocada a participar en el
proceso eleccionario de concejales que se llevará a efecto el mes de diciembre.
Ese “vulgo” ofendido cada día por los discursos
demagogos, falaces, sin sentido de los políticos de altura y de los dirigentes
medios y de base.
A esa “horda”
se le sigue tratando como en la
IV República, como en los gobiernos de los aristócratas, los de cuello blanco,
los políticos de alcurnia, como objetos votantes, como clientes, como borregos.
A ese “populacho”, en nombre de la
democracia, ahora si les pondrán a la orden unidades de transporte público, se
harán operativos para sacar la C.I., harán jornadas para vender pollo, carne,
pescado, azúcar, caraotas a fin que
concurran a votar, a sufragar por los candidatos a concejales del gobierno
nacional., con el fin que vaya a votar.
A ese “mazacote” la derecha tradicional y los neo derechistas de
“ocasión”, aquellos que ahora bailan pegaditos con los “escuálidos” con partida
de nacimiento, los “originarios”, “plataformeros”, “mareados” y demás bicho de
uña, lo invitarán a abstenerse para
tratar de demostrar que tienen la mayoría.
Todo el esfuerzo que hizo el
comandante Chávez para que el pueblo fuera el protagonista de los cambios
sociales, que fuera el autor de su
historia, que lograra su inclusión en las estructuras del estado, que saltara
las estructuras punto fijistas, los vicios de la cuarta república y construyera
una sociedad incluyente, soberana, con un basamento popular, se ha perdido con
estos líderes que gobiernan para su propio beneficio, que se lucran con el los
dineros del estado, con el bájate de la mula, con la corrupción, con el
bachaqueo, con el hambre del pueblo.
Esperemos llegue el día que ese
pueblo, esa masa, ese populacho tome las riendas del poder y se deshaga de los
vividores que se lucran con el trabajo del pueblo, con los recursos del estado
que provienen de las riquezas del país y por ende del pueblo. Que llegue el
momento que se haga realidad la arenga
“Sólo el pueblo salva al pueblo”.
De lo contrario hay que poner las
bardas en remojo, porque de las de los vecinos sólo cenizas quedan.
“La lucha es larga. Organicémonos para
el combate.
“Solo el pueblo salva al pueblo”
carrodcas@gmail.com
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