Por
Carlos M. Rodríguez C.
El
proceso revolucionario mundial ha entrado en una fase de deterioro. Ésto se
debe, entre otras cosas, a las intensas presiones que, desde los espacios de
poder económico, político, mediático la
derecha fascista ha ejercido sobre los gobiernos que han intentado romper las
estructuras capitalistas, por una parte, y por la otra la construcción de una
inmensa y potente maquinaria a través de la cual imponen las ideas fascistas,
en especial, aquellas que estimulan la supremacía de la raza blanca, el
consumo, el confort, la riqueza material y una ética basada en el
individualismo en contra del colectivismo y el bien común.
Ése
poderoso ejército ideológico, esta maquinaria de dominación política imperial
está constituido por las organizaciones políticas que dominan al mundo, léase
ONU, OEA, UE, B.M. FMI, Iglesia, entre otros y son ellas las que imponen vía la
fuerza el orden imperial, tal como ha ocurrido con Libia, Irak, Brasil,
Argentina, Honduras, Grecia, Portugal, España, Francia, Ucrania y un sinfín de
naciones que han intentado transformar las estructuras capitalistas, y que en
los actuales momentos intentan construir sociedades independientes, soberanas
tal como Cuba, Irán, Siria, Venezuela y son agredidas, invadidas, bombardeadas,
amedrentadas para evitar su independencia.
Se
debe igualmente a las debilidades de los gobernantes que han asumido el poder
en muchas de estas naciones pero que han sido timoratos a la hora de hacer
trasformaciones radicales sobre todo desde el punto de vista económico,
político, filosófico, quedando entrampados por el reformismo, situación que,
añadida la guerra psicológica, económica, política, obligan a líderes políticos
y sociales revisar sus propuestas revolucionarias y plegarse a la agenda
capitalista y neoliberal para poder satisfacer demandas de la población, apegándose
a los lineamientos de la derecha, revisando sus propias ideas y postulados.
Hablamos de Chile, Honduras, durante las últimas décadas.
En
otros casos, revisiones de los
postulados revolucionarios hechas por los líderes, que revierten los logros
revolucionarios, casos tales como Ecuador, Uruguay, Paraguay, entre otros.
Pero
lo peor de todo esto son los efectos
negativos que han afectado a la visión revolucionaria y socialista que orienta
los cambios políticos, sociales, educativos del modelo socialista bolivariano.
Hoy,
muchos de aquellos que entonaron con honor el himno de los proletarios “La Internacional”, de aquellos
que cantaron el “Oh bella ciao”, que empuñaron las armas contra los gobiernos
de la IV República, que fueron perseguidos, apresados, torturados por el
“puntofijismo” cantan sin ningún tipo de
desparpajo las estrofas de los himnos del fascismo tales como “Cara al sol con
la camisa nueva” entonado por las falanges españolas o el “SS marschiert in
feindesland” himno de la SS hitlerianas. Más aún, los veremos empuñar las armas
contra el pueblo que saldrá a defender los logros que la revolución bolivariana
socialista conquistó, sirviéndoles de
guía, de persecutores a las fuerzas de ocupación que vendrán a “restituir la
democracia” en nuestra querida patria, de la misma manera que hoy se arrastran implorándole
a Almagro una reunión para llegar a acuerdos, o a Trump rogándoles hacer reuniones
para coordinar la invasión, o a Duque participación en la avanzada militar que
penetrará por Colombia cuando se decidan a hacernos la guerra.
Ellos se reconocen y el pueblo los saben quienes son
La
lucha sigue siendo larga. Preparémonos para el combate.
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